lunes, 4 de enero de 2016

La hora de la estrella, de Clarice Lispector

1.
No es que la acabo de descubrir (véase reseñas de Silencio), pero últimamente me curzo con Clarice en todos lados, la gente la está leyendo en este momento te diré. En un mismo día, sin ir más lejos: a) Yo estaba leyendo el libro Clarice na cabeceira, que eu comprei no Brasil; b) Me encontré un libro suyo fotocopiado en la gratiferiajipi de Puán mientras esperaba la resma de desgrabados que arruinó mi economía doméstica -es en realidad una selección de cuentos en castellano y en portugués-; c) Una amiga chaqueña que vive en Córdoba postió en una popular red social hipster que se moría por volver de su casa al trabajo (como dijo Perón en uno de sus días malos) para seguir leyendo La pasión según G. H. y d) La mencionaron en el taller literario de Dani Umpi. Por mi parte, la tenía olvidadita, pero me agarró esto de leer cosas pre-viaje a Brasil (Aguafuertes cariócas, de Roberto Arlt) y la retomé, recordé que era increíble -en realidad, esta novela me parece lo más increíble que leí de la gran y hermosa ucraniana brasilera- y me agarró por seguir, así que próximamente más Clarice en Resistirse es Fútil.

2.
La hora de la estrella es el título en la tapa de un libro que contiene una novela en cuya portada uno encuentra once títulos más (y La hora de la estrella no es el primero, sino el segundo):  La culpa es mía o La hora de la estrella o Que ella se arregle o El derecho al grito o En cuanto al futuro o Lamento de un blue o Ella no sabe gritar o Una sensación de pérdida o Silbido en el viento oscuro o Yo no puedo hacer nada o Registro de los hechos previos o Historia lacrimógena de cordel o Salida discreta por la puerta del fondo. Me gustan todos. Son increíbles. Como la novela que comienza a continuación de esa página.

3.
Yo creo que una clasificación posible entre los escritores es la de aquellos que mejoran con el tiempo y aquellos que no. Es más útil como categoría para los que mejoran, claro, porque los que no mejoran con el tiempo puede que sean de los que escriben una sola primera cosa buena y después sólo porquerías, aquellos erráticos que tienen obras mayores y menores en diferentes órdenes de secuencia, etc. Los que mejoran con el tiempo, los que mejoran libro a libro, suelen ser los que persisten en su actitud: los que de alguna forma loable escriben siempre lo mismo. En los casos de esos escritores, el último libro es el mejor. Ya lo hablamos en alguna otra reseña. Es el caso de 2666 de Bolaño, Los hermanos Karamazov de Dostoievsky, Pulp de Bukowski, y La hora de la estrella de Clarice Lispector. Leí muy poco de Clarice, y sin embargo apuesto a que es como digo, La hora de la estrella tiene que ser la mejor novela de Clarice. La maestría desarrollada en el uso de ciertos recursos que ya estaban en lo único otro que leí de ella es oficio y es resultado de una experimentación. Es obvio que no tengo elementos para sostener mi postura, pero bueno, como dijo el Diego de la gente: "con perdón de las damas...", y para no mancillar el buen nombre de este borgspot dejo el cierre de la cita a cargo de sus memorias.

4.
La hora de la estrella va de un escritor, Rodrigo S.M., que escribe una novela que se llama La hora de la estrella, sobre una mujer que se llama Macabea y nació en el Sertón. La historia es muy simple, a Macabea le pasan un par de cosas, llega del norte a Río, se hace dactilógrafa sin saber leer ni escribir, se enamora de un tipo machista y pusilánime y un par de cosas más. Pero la novela no es nada simple, es un artefacto complejo, donde la voz del escritor que sufre el trabajo de escribir a Macabea ocupa todo el espacio. Lo mejor del caso es que a pesar de lo que les cuento, es una novela atrapante, muy veloz de leerse. Está llena de capas que se perciben casi en simultáneo, es profunda y divertida y es terrible y es droga todo al mismo tiempo, y dura 80 páginas. Le pongo un montón de puntos.

5.
La edición además es de Corregidor, colección Vereda Brasil, como muchos libros de ella. Ya hablé lo suficientemente bien de esta colección y del por qué en las reseñas de Manual práctico del odio y de Poema sucio/En el vértigo del día.

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