viernes, 5 de junio de 2015

Hellblazer 4, de Garth Ennis y Steve Dillon

1.
El último tomo de la etapa guionada por el irlandés Garth Ennis de la saga de John Constantine, no es el mejor. Adolesce en grande de ese mal de las historietas tipo Marvel-DC-Vértigo que se llama intertextualidad al palo. La intertextualidad con otras historias que no conocemos (quizás son de etapas previas de Hellblazer, pero también pueden ser de cualquier otra historieta de cualquier otro autor de la empresa, como ya pasó una vez con la intertextualidad entre Hellblazer y Sandman) se va tan al carajo acá que en un momento no entendí nada, ni quiénes eran los personajes, si ya los había visto en otro momento, ni por qué estaban todos enojados con Constantine, él que es tan bueno.

(Más reflexiones sobre la intertextualidad mal entendida acá. ¿Alguien habrá estudiado -algún teórico del cómic, ahora que abundan- la relación entre esta práctica y la creación de clientes nerds de la editorial?)

2.
Hay varias historias autoconclusivas (pero conectadas con otras, como decía) en este tomo final. En "La llama de la condenación", que dura cuatro issues, Constantine viaja a Nueva York, no sabemos por qué, y tiene una aventura muy Preacher, con yanquis celebres muertos y todo (en Preacher, el protagonista Custer tiene constantemente una alucinación tipo Pepe Grillo pero con John Wayne; en este capítulo, Constantine viaja con un Kennedy que se tiene que tener la cabeza con una mano para que no se le escape el cerebro). El problema es que el malo, un tal Medianoche, ¿quién mierda es? Primer problema de intertextualidad.


3.
Después hay tres capítulos o issues o números que cierran en sí mismos. El primero, "Un acto de unión", ilustrado por otro que no es Dillon, es un flashback total respecto del todo, sobre cómo Constantine conoce a Kit en el pasado, cuando ella era la mujer de su amigo Brendan, a quien ya vimos morir al principio de la saga. El capítulo es hermoso, y otro ejemplo de la maestría en el guión de historieta de Ennis, como ya dijimos sobre el #70. El segundo, en el que Constantine recuerda hechos del pasado con el fantasma de su amigo Brendan, ya empieza a derrapar en los pantanos de la intertextualidad implícita: es horrible la sensación, como lector, de no saber si lo que uno no está entendiendo es porque lo sabría si hubiera leído el tomo 541 de Crisis en Wachilandia o el 72 de Wonder Woman, o porque no se supone que tenga que saberlo, o se supone que si hubiera prestado más atención a lo que sí leyó, lo entendería. Y el tercero, peor aún. Está Chas, amigo de Constantine al que sí venimos viendo, que también recuerda anécdotas de un pasado que no sabemos si es la primera que nos presentan o no, y que además está enojado con Constantine y no nos acordamos por qué (en el tomo 1 ya estaba enojado con él y se le había pasado, ¿qué está pasando? ¿soy un idiota o es una estafa).

4.
La aventura que cierra la etapa Ennis de Hellblazer se titula "El rastrillo de las puertas del infierno" y si bien tiene también el temita de las intertextualidades, comprensibles como el temita con el demonio que vimos en tomos anteriores, o incomprensibles como esos personajes que uno no sabe si debería o no reconocer (¿quién es Astra?), dura lo suficiente como para ganar su propia lógica interna y que ya no importe lo que pasó antes. Y también, dura lo suficiente como para que escale el conflicto hasta las alturas épicas que se merece.

5.
Por otro lado, el demonio se parece a Alejandro Dolina (y a Howar Stern).



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