jueves, 1 de enero de 2015

Atrapa el pez dorado, de David Lynch

1. 
Durante el primero de enero me dediqué en cuerpo y alma a no hacer nada y a leer por partecitas Atrapa el pez dorado (Catching the Big Fish) de David Lynch, ese libro que desde la tapa reconoce su lejanía temática con el cine mediante el subtítulo "Meditación, conciencia y creatividad". Lo leí casi de casualidad: lo había llevado alguien más y lo empecé como si lo estuviera hojeando (u ojeando, me fascina cómo esta palabra tiene sentidos similares con dos raíces diferentes) pero era tan fácil de leer que seguí y en un momento lo terminé.

2.
Atrapa el pez dorado es un libro de formato cuadrado, capítulos de máximo tres carillas y un total de 200 páginas. Básicamente, se trata de que Lynch quiere que todos hagamos meditación trascendental 20 minutos dos veces por día, porque ese tipo de meditación permite "agrandar el contenedor" en el que buscamos "atrapar al pez más grande" (que sería LA IDEA), y eso. Hay muchos capítulos que dicen eso, de diferentes maneras, una y otra vez. En ese sentido, es insoportablemente redundante. Hacia el final, Lynch parece Zoolander. No lo podía creer cuando leí esta frase: "Mi fundación, la Fundación David Lynch para la Educación Basada en la Conciencia y en la Paz Mundial...". Y aunque el capítulo siguiente se trata de por qué no es una boludez el concepto de Paz Mundial, sigue siendo muy Zoolander. 

3.
Pero, hay un pero. Y ese pero es que David Lynch es David Lynch. Entonces cuando te habla de la importancia de la meditación en su vida y en su obra, y te acordás de que su obra es lo más, te lo tomás un poco más en serio. Y como Lynch se ve que sabe eso, entre medio de los capítulos sobre por qué todos deberíamos meditar hay un montón de capítulos -más que un tercio del libro diría- con anécdotas sobre sus películas, o sobre Twin Peaks. Muchas ya las conocía, porque son las mismas de las entrevistas, los extras de las pelis y series, pero algunas no. Hacen que valga la pena el libro.

4.
Hay dos capítulos que se titulan "Fellini" y "Kubrick", respectivamente. Al parecer, Kubrick dijo una vez que su película favorita era Eraserhead. Qué zarpado.

5.
Este libro me hizo acordar de una cosa más: qué yanqui que es David Lynch, a pesar de todo. Sobre todo por dos capítulos. Uno se titula "Drogas", y plantea una postura careta ultra yanqui ochentosa, tipo los jóvenes usan drogas para expandir la conciencia pero en realidad se hacen mal, mejor que mediten, yo cuando era joven fumé porro pero dejé. Muy berreta me pareció. El otro se titula "Disponer de una instalación", y dice: 
...A veces se te ocurre una idea, la ves, pero para llevarla a cabo necesitas lo que yo llamo una "instalación". Por ejemplo, tal vez necesites un taller para trabajar o pintar. O un estudio para hacer música. O una sala de ordenadores donde poder escribir. Es crucial tener una instalación así para, en cualquier momento, cuando se te ocurra una idea, disponer del lugar y las herramientas necesarias para llevarla a cabo. 
Es exactamente la idea opuesta a la que postula Bukowski en este hermoso poema, que hace quedar a Lynch como una señora de country:

Aire y luz y tiempo y espacio, de Carlos Bukowski

"sabes, yo tenía una familia, un trabajo, algo
siempre estaba
en el medio
pero ahora
vendí mi casa, encontré este
lugar, un estudio amplio, deberías ver el espacio y
la LUZ,
por primera vez en mi vida voy a tener un lugar
y el tiempo para
CREAR"

no, bebé, si vas a crear
vas a crear aunque trabajes
16 horas por día en una mina de carbón
ó
vas a crear en una piecita con 3 chicos
mientras estás
desocupado,
vas a crear aunque te falte parte de tu mente y de
tu cuerpo,
vas a crear ciego
mutilado
loco,
vas a crear con un gato trepando por tu
espalda mientras
la ciudad entera tiembla en terremotos, bombardeos,
inundaciones y fuego.

bebé, aire y luz y tiempo y espacio
no tienen nada que ver con eso
y no crean nada, 
excepto quizás una vida más larga para encontrar
nuevas excusas.

(versión en inglés acá)

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