martes, 9 de septiembre de 2014

El origen de la tristeza, de Pablo Ramos

1.
Advertencia: esta reseña es muy imprecisa porque el libro lo tuve que devolver antes de haber escrito esto.

2.
El origen de la tristeza es el primer libro de la trilogía que se completa con La ley de la ferocidad y En cinco minutos levántate María, y tiene muchas diferencias con sus sucesores. Cuando recién lo había empezado, me sorprendió encontrarme con un libro de literatura juvenil: no solamente los protagonistas son niños, púberes con problemas de púberes, sino que la prosa también parece dirigida a un público púber. Quizás debo aclarar que me encantan los libros juveniles que no menosprecian a sus lectores, como pueden comprobar si siguen mi etiqueta infartojuvenil (exactamente lo contrario de lo que le ocurre al/la tránsfuga que mantiene este otro blog). Lo que me sorprendió entonces no fue la prosa en sí, sino el hecho de que ese tono desentonara (sí, que el tono desentonara, ¿algún problema?) tanto con el de su sucesor inmediato, lleno de falopa y de impulsos suicidas.

3.
Otra diferencia es que mientras las otras son novelas, El origen de la tristeza se compone de tres cuentos, independientes entre sí, si bien protagonizados todos ellos por el mismo Gabriel de La ley de la ferocidad (en quien uno no puede evitar ver a un ficcionado Pablo Ramos). En el primero de los relatos, Gabriel quiere trabajar en el cementerio del barrio (que creo que es Sarandí, perdón por las impresiciones de nuevo) con un amigo suyo, adulto y loco -o alcohólico-, verdadero protagonista del cuento en el que Gabriel funge más de Sancho Panza que de otra cosa. En el segundo relato -el que más me gustó, el más iniciático también-, Gabriel y su barra de amigos emprenden una aventura por el Viaducto en busca de, si mal no recuerdo, vino para vender y así poder pagar una puta con la que debutar todos, en el orden en que lo dictamine el resultado de un partido de fútbol. Las cosas salen de otra manera. Este cuento me hizo acordar a El juguete rabioso -no solo a mí, por lo que veo en las reseñas varias que pueblan la Internet-, y me hubiera hecho acordar a Juvenilia, del retronazi de Miguel Cané, si alguna vez hubiera leído Juvenilia. El tercer relato sí me acuerdo cómo se llama: se llama "El origen de la tristeza". En éste relato tienen mucha más presencia los padres de Gabriel, a quienes volveremos a ver, de cerca, en el resto de la trilogía, y tiene lugar el famoso episodio del intento de suicidio de María, al cual volveremos también en el futuro de la narración. Quería llegar a esto: el tono juvenil, pristino en alguna medida, de la novela, se va opacando de a poco, oscureciendo. Al final de El origen de la tristeza (cuando llega el fin de la infancia), la sintonía con La ley de la ferocidad, si bien entre los dos hay una elipsis de décadas, es de una lógica apabullante.

3.
Algo más sobre el tono: aunque ninguno deja de ser eminentemente de Pablo Ramos, es notable cómo el tono general de las narraciones y el modo de la prosa se adapta siempre a lo narrado y al carácter del narrador protagonista (porque están en primera persona todas ellas). Eso explica que El origen pueda leerse como una novela juvenil (para público de la edad del protagonista, 13 años), que La ley sea tan oscura y sórdida, y que En cinco minutos sea tan linda y me haya hecho llorar.

4.
Aparentemente se está produciendo una película sobre el segundo relato del libro. Hay un trailer o work in progress acá: https://www.youtube.com/watch?v=PhWvpGi0RGM.

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