domingo, 31 de marzo de 2013

Un niño prodigio, de Irène Némirovsky

1.
Me parece genial ella y me parece genial (por asombrosa) su biografía.

2.
Es de las pocas escritoras/es judías/os que no tiene un respeto o cariño especial por los judíos, rosando lo contrario, hollándolo en su biografía (se la trata, supongo que con razón, de self-hating jew). Y sin embargo, su literatura es en extremo literatura judía.

3.
Es casualidad, o no, que haya leído esta novela inmediatamente después de leer Werther. Un niño prodigio es tan wertheriana que me caigo y me levanto. También me hizo acordar a La nube de smog, de Calvino, y a Un hombre que duerme, de Perec. Supongo que la filiación viene porque en todas ellas se contraponen lo urbano y lo rural, y el campo es lugar de sanación.  Y en relación con Werther, también está el tema del genio (entre otras cosas).

4.
Esta es la primera novela de Némirovsky. Es de 1927. Y ya era genial entonces. Es destacadamente buena con la caracterización de personajes y esas cosas psicológicas. También es buenísima creando mundo, describiendo el hecho social. La banco.

1 comentario:

Laura dijo...

El Baile es muy interesante también.Saludos.