lunes, 28 de enero de 2013

La inocente, de Eric Warnauts y Raives

1.
En las vacaciones, hubo un día que me gasté toda mi plata personal en libros usados. Todas las transacciones eran buen negocio, pero no lo pensé muy bien: todavía quedaban tres semanas de viaje, y yo le estaba agregando a mi mochila unos cuantos millones de kilos de papel, por las dudas, vió. Sin ir más lejos, uno de los que me compré fue el de los Cuentos populares italianos de Italo Calvino, un ejemplar nuevo y probablemente choreado. Son novecientas cuarenta páginas que probablemente nunca lea, pero el precio era increíble. Entre otras cosas, también le compré a un punky que había tirado una manta en un parque, La inocente, de los franceses Warnauts y Raives.


2.
La inocente es una historieta autoconclusiva en cuatro capítulos, ambientada entre la Alemania del fin del nazismo y los primeros años de la Berlín ocupada por los yanquis. La protagonista es esta chica de acá arriba, que al principio del cuento se tiene que hacer pasar por varoncito para poder escapar de un internado para mujeres arias. Mas después, más después, eso queda atrás y la chica pasa a ser otras cosas: militante socialista en la Berlín americanizada, por ejemplo, o novia despechada, o reportera. Es difícil contar la historia porque tiene un comienzo muy fuerte, y después se va deshilachando hasta un final que deja mucho que desear, y los capítulos se la dan de autoconclusivos ellos mismos pero no lo logran ser, y entonces el resultado es una suerte de incoherencia general en la trama. Mariano lo terminó y creyó que nos estaba faltando una continuación. Los dibujos y el color son muy zarpados todo el tiempo, los planos están buenísimos también. En esta página de los autores hay ilustraciones de trabajos más actuales, por si quieren ver.

sábado, 26 de enero de 2013

El Horla/Bola de Sebo, de Guy de Maupassant

1.
¿Saben por qué lo quise leer? No, no fue por Fabián Casas. Por Casas me lo compré, o me lo robé, ya no me acuerdo (Casas tiene un libro que se llama Horla City). Fue por Funny Games, del capo de Michael Haneke. Por lo menos en el subtitulo que me bajé yo de la versión original (la austríaca de 1997), el malo lindo llama al gordo Bola de Sebo. Me parece que fue una licencia del subtitulador, pero como sea, ese fue el motivo.

2.
Guy de Maupassant es un escritor del siglo XIX, amigo de Flaubert, de la buena vida, de la sífilis, de los bigotes y de otras chanchadas. Y estos dos cuentos son los más conocidos del susodicho. "El Horla" es uno de terror/fantasía con un planteo después muy visto pero no en ese entonces sobre un tipo que se va volviendo loco o no a medida que una serie de hechos paranormales ocurren en su casa. Hay una criatura, a la que llama no sabemos por qué "el Horla", que es invisible y que parece querer cagarle la vida. Curiosamente, en el cuento el Horla es algo muy concreto, pero a la vez una de las lecturas más ricas que creo se pueden hacer del cuento es metafórica, tomar al Horla como un signo de la depresión (Casas). Por el lado concreto de monstruitos, a Lovecraft le gustaba el cuento, y a muchos otros más, como lista wikipedia. Está escrito en primera persona, en formato de diario personal. A mí no me pareció la gran cosa.

3.
El que sí me pareció la gran cosa es el otro cuento, "Bola de Sebo". De estilo naturalista, se trata de un grupo de personas adineradas -de vieja y nueva alcurnia, o de ninguna- que tratan de rajarse de una zona ocupada de Francia hacia otra libre de germanos durante la guerra franco-prusiana que fue en 1871. Bola de Sebo es una prostituta regordeta que viaja en la diligencia con los otros, hombres y mujeres honrados. Como recién había leído "El Horla", y como me había quedado pregnado lo de Funny Games (que no tenía nada que ver al final), no sé por qué pero creí que lo que iba a pasar en el cuento era que cuando se quedaran sin comida los honrados aristrócratas y comerciantes se la iban a comer a la pobre gordita. Bueno, no.

miércoles, 23 de enero de 2013

Antología de Pablo de Rokha y Locas mujeres de Gabriela Mistral

1.
Una cosa que puedo decir sobre Chile es que le dan mucha bola a la poesía. No de casualidad sus dos premios Nóbel de literatura fueron poetas. Mistral y Neruda son los más conocidos adentro y afuera del país, pero cualquier chileno más o menos leído conoce también los nombres de Nicanor Parra, Enrique Lihn, Stella Corvalán, Vicente Huidobro y Pablo de Rokha. Hice trabajo de campo al respecto. De hecho, un chileno no lector también va a conocer varios de esos nombres, porque en la escuela primaria enseñan que Chile es una tierra de poetas. Será. En Argentina, en la escuela, toda la poesía que se enseña es o bien de prosistas -Borges, Cortázar, etc.- o bien de poetisas -Storni, Pizarnik, Orozco-. O bien de poetas chilenos o uruguayos o españoles. A continuación dos informes para quedar como expertos en poesía chilena y conseguir minitas: primero hablamos de Pablo de Rokha (puntos 2 y 3), y seguidamente de la afamada Gabriela Mistral.

2.
De mi basta incultura sobre poesía chilena formaba parte Pablo de Rokha con holgura y comodidad. Ni nombrar lo había sentido. Pablo de Rokha, seudónimo de Carlos Ignacio Díaz Loyola, Licatén, región del Maule 1894, Santiago, región metropolitana 1968 (suicidio), comunista, surrealista, contracara de Pablo Neruda, enojado, cero cursi, oscuro, telúrico, capo.

P. de Rokha, sacándose la típica foto de los escritores con lupa.
3.
Tiene un libro que se llama Carta Magna del continente (1949), que tiene un texto intitulado "Epopeya de las comidas y las bebidas de Chile (ensueño del infierno)". Es uno de sus más conocidos. Me gustó, pero sus referencias constantes requieren conocimientos gastronómicos previos. También tiene un poema re dark sobre Valparaíso que fue hecho canción. Y también tiene una poesía larga, "Canto del macho anciano", con resonancias sorelianas, que me pareció bacán, la cagó, como dicen acá los chilenos (y es algo bueno, como un "la rompió"), y que en uno de sus párrafos dice:
Ha llegado la hora vestida de pánico
en la cual todas las vidas carecen de sentido, carecen de destino, carecen de estilo y de espada,
carecen de dirección, de voz, carecen
de todo lo rojo y terrible de las empresas o las epopeyas o las vivencias ecuménicas,
que justificarán la existencia como peligro y como suicidio; un mito enorme, equivocado, rupestre, de rumiante
Fue el existir; y restan las chaquetas solas del ágape inexorable, las risas caídas y el arrepentimiento invernal de los exesos,
en aquel entonces antiquísimo con rasgos de santo y de demonio,
cuando yo era hermoso como un toro negro y tenía las mujeres que quería
y un revolver de hombre a la cintura.
Hasta acá Pablo de Rokha.

4.
Gabriela Mistral (nacida Lucila Godoy Alcayaga, en Vicuña, valle del Elqui, en 1889, muerta en Nueva York en 1957, premio Nóbel de literatura 1945, la primera latinoamericana y encima mujer) es en Chile básicamente una prócer. Sin que los personajes se parezcan (en lo más mínimo: ni siglo comparten), el uso simbólico estatal chileno de Mistral es similar al que por lo menos en la tradición mitrista se hizo en Argentina siempre de Sarmiento: hombre/mujer de letras, padre/madre del aula, propugnaron por la educación pública inclusiva, billete de 50 pesos argentinos para uno, billete de 5000 pesos chilenos para la otra. Una diferencia importante es la inserción popular que tiene Mistral y que Sarmiento, si supo tener, no parece tener más. La Mistral en Chile es indiscutible: la quieren izquierdas y derechas, cada cual con su imagen parcial de ella. Eso sí, no le vayas a hablar a los chilenos fachos de la identidad sexual de la Mistral, ni de su relación con su "amiga" Doris Dana.

Estatua con cara de mala de la Mistral en Montegrande, Valle del Elqui.
5.
Leí a la Mistral como quien hace la tarea porque acá en el valle del Elqui todo se llama Gabriela Mistral, cunde su imagen en murales y carteles y estatuas y hasta en los logos de las cosas. Está el mausoleo (donde también yacen los restos de Yin Yin), la casa museo, y yo no la había leído.

6.
El libro que leí (leímos en realidad, con Mariano y en voz alta), Locas mujeres, reúne dos libros: Lagar I, publicado en 1954, y Lagar II, póstumo (1991). Son poesías sobre mujeres, algunas autorreferenciales, otras no ("Antígona", "Electra"...), otra no sabemos. Rima, corrije banda. Es bien clasicota, pero me gustó, o hasta ahí: me pareció bien. Es muy buena con los principios: "Una en mi maté:/yo no la amaba" (de "La otra"). "En el sueño yo no tenía/padre ni madre, gozos ni duelos" ("La desasida"). Ésta es la que más me cabió:
LA BAILARINA

La bailarina ahora está danzando
la danza del perder cuanto tenía.
Deja caer todo lo que ella había,
padres y hermanos, huertos y campiñas,
el rumor de su río, los caminos,
el cuento de su hogar, su propio rostro
y su nombre, y los juegos de su infancia
como quien deja todo lo que tuvo
caer de cuello, de seno y de alma.

En el filo del día y el solsticio
baila riendo su cabal despojo.
Lo que avientan sus brazos es el mundo
que ama y detesta, que sonríe y mata,
la tierra puesta a vendimia de sangre
la noche de los hartos que no duermen
y la dentera del que no ha posada.

Sin nombre, raza ni credo, desnuda
de todo y de sí misma, da su entrega,
hermosa y pura, de pies voladores.
Sacudida como árbol y en el centro
de la tornada, vuelta testimonio.

No está danzando el vuelo de albatroses
salpicados de sal y juegos de olas;
tampoco el alzamiento y la derrota
de los cañaverales fustigados.
Tampoco el viento agitador de velas,
ni la sonrisa de las altas hierbas.

El nombre no le den de su bautismo.
Se soltò de su casta y de su carne
sumiò la canturía de su sangre
y la balada de su adolescencia.

Sin saberlo le echamos nuestras vidas
como una roja veste envenenada
y baila así mordida de serpientes
que alácritas y libres la repechan,
y la dejan caer en estandarte
vencido o en guirnalda hecha pedazos.

Sonámbula, mudada en lo que odia,
sigue danzando sin saberse ajena
sus muecas aventando y recogiendo
jadeadora de nuestro jadeo,
cortando el aire que no la refresca
única y torbellino, vil y pura.

Somos nosotros su jadeado pecho,
su palidez exangüe, el loco grito
tirado hacia el poniente y el levante
la roja calentura de sus venas,
el olvido del Dios de sus infancias.
Zarpado mural de mosaico con la Gaby Mistral flasheando en Pisco Elqui.

7.
Resulta que G.M. enterró en Montegrande, valle del Elqui, una botella con un poema inédito para que quien lo encontrara lo difundiera y publicara. Todos sabían dónde estaba, pero no lo sacaban a la luz. En 2010 el alcalde de la municipalidad, por el bicentenario chileno, y para enaltecer su gestión, armó un evento con el fin de desenterrar públicamente la cosa. Tendrían que haber tomado recaudos para sacar un papel a la luz tras cincuenta años, pero no lo hicieron: neoliberalismo, circo. Pónganse en la situación porque paso a presente del indicativo: El papel se resquebraja en las manos del alcalde, que se sorprende a la vez por el fenómeno mencionado y por el contenido del texto: Gabriela no enterró un poema, sino un mensaje a las autoridades de Montegrande para que, en ese lugar, se construyeran juegos infantiles. El final de la historia es neoliberal también: con un presupuesto asquerosamente inflado, los licitantes construyeron unos juegos de madera que deber haber estado buenísimos al momento de su inauguración pero que ahora están, todos, rotos. El papel permanece oculto de la luz y ya nadie lo puede ver. Por lo menos, así me lo contaron los elquinos.

martes, 22 de enero de 2013

El Gran Gigante Bonachón, de Roald Dahl

1.
Conseguí este libro del autor de Matilda, Charly y la fábrica de chocolates, Las brujas, El Superzorro, Boy y ectéteras a tan sólo 10 pesos argentinos, en un puesto a la calle en Santiago. Usado, ajado, con algo escrito con birome en la contratapa y sin una punta de la tapa. Hecho mierda, digamos. Igual es una ganga.

2.
El título (en inglés The BFG, que vienen a ser siglas por Big Friendly Giant) no es uno de los más conocidos del autor en la actualidad, derrocado por los Charlys y las Matildas y hasta los animalitos de Fantastic Mister Fox, pero sí que lo fue en su momento. Hubo una película, del '88, con el típico estilo de animación de la época. Está entera -en inglés y por partes- en youtube.

3.
Dahl siempre me gusta por un par de motivos ideológicos y de estilo: A) no toma a los chicos por boludos, y sin embargo tampoco los toma por adultos. B) con pocos elementos narrativos arma historias muy originales y posibilitadas de ramificaciones inesperadas. c) es ateo, es irrespetuoso de la autoridad, escribe en contra del consumismo y eso que la época no era aún lo que sería. Por todo esto, me sorprendió que en El Gran Gigante Bonachón aparecieran positivamente signadas dos instituciones tan detestables como la Reina de Inglaterra y el ejército británico. Si bien también se ríe de ciertos aspectos de los milicos y pone a dos generales cagones en escena, la solución del problema que asola a los niños del mundo es bélica. Y en cuanto a la realeza, también pone a un mayordomo de palacio como el personaje del que burlarse por anacrónico, pero la Reina es un dechado de bondad. Lo del ejército se explica en que Dahl mismo fue aviador durante la 2ª Guerra Mundial, pero lo del amor a la Reina no sé. Me llamó la atención, no sé qué más decir. El libro en sí está tan bueno y es tan entretenido como todos los otros.

lunes, 21 de enero de 2013

Los amores difíciles, de Italo Calvino

1.
La inspección exhaustiva de la librería de usados que está frente a la bicisenda de Billinghurst y Paraguay me dio por resultado este hallazgo maravilloso: Los amores difíciles, de Italo Calvino, en una edición de Tusquets que trae además dos cuentos largos bajo el título común de La vida difícil: "La hormiga argentina" y "La nube de smog". Ambos cuentos se consiguen hoy por separado, en edición carísimas de Siruela de la colección Calvino (o biblioteca Calvino, no sé cómo es) como novelas cortas. Así que podríamos decir que encontré tres libros en uno, y a 50 pesos. Gol. Paso a reseñar todo como si fueran (que lo son) tres cosas distintas.

2.
Los amores difíciles es un libro que incluye cuentos de Calvino de entre 1949 y 1967 que tienen por comunes denominadores los títulos, los temas, y un poco los procedimiento narrativo. Los títulos: "La aventura de un soldado", "La aventura de una mujer casada", "La aventura de un poeta", etcétera. Y los temas: el amor, o más bien sus periferias, las cosas que son casi amor. El casi amor. La palabra aventura es muy importante. La verdad es que Calvino es un maestro y todos los cuentos están buenos, pero algunos son mejores. Mis favoritos fueron la aventura de la bañista, la del lector, y la del matrimonio. Y por supuesto, la que cierra el corpus y quizás la más conocida (yo lo había leído para la facultad), la aventura de un automovilista. En cuanto al modo, Calvino hace la de la minucia, la descripción detallada de movimientos, y es un modo que claramente remite a la forma (neurótica) en que piensa la gente (creo) cuando se trata del tema del que se tratan estos cuentazos.

3.
"La hormiga argentina" (1952) cuenta el cuento de una joven familia (marido, mujer y bebé) que se mudan a una casa vieja en un nuevo barrio, y nomás llegar descubren una imponderable invasión de hormigas argentinas, especie ficticia, ficticiamente adjudicada al país latinoamericano indicado por el adjetivo gentilicio en cuestión. El marido habla con los vecinos, que también padecen la infestación, y cada uno tiene un método diferente para intentar, siempre inútilmente, combatirla. Finalmente aparece el Estado, sospechoso. Me dio la impresión cuando leía el cuento que Calvino, quien necesariamente tiene que haber leído a Cortázar, hace referencia con el título y la nacionalidad de las hormigas a "Casa tomada", como si "La hormiga argentina" fuera la versión italiana de ese otro cuento. A lo mejor tengo razón, a lo mejor no, seguro que es un buen tema para hacer una ponencia en una jornada de literatura y quizás alguien ya la hizo y si no, sirvansé.

3b.
(En una sencilla búsqueda de gooooogle me entero de que la especie existe y es efectivamente muy invasora.  Mi hipótesis de trabajo de literatura se mantiene firme, pero debe ser capaz de absorber el dato de la biología y usar muchos condicionales). (También descubro que el cuento se puede leer entero en internet).

4.
"La nube de smog" (1958) me pareció un cuento -o más bien novela corta, no sólo por su extensión lo digo sino también por su estructura- excepcional, creo que fue lo que más me gustó de todo el libro. Está lleno de capas de sentido, podríamos hacer exégesis a lo chancho: no lo haremos. Dice Calvino:
«La nube de smog es un relato continuamente tentado por convertirse en algo distinto: ensayo sociológico o diario íntimo; pero ante esas tentaciones [el autor] consigue oponer siempre su táctica defensiva, a base de gags cómicos y de encogerse de hombros, lo que le permite permanecer suspendido en ese clima que le es tan propio, entre transfiguración simbólica, actualidad extraída de lo real, desahogos de humor y poema en prosa. Imagen e ideograma del mundo al que tenemos que hacer frente es el smog, la niebla humosa y cargada de detritos químicos de las ciudades industriales. Cada uno de sus personajes tiene su propia manera de contraponerse a ella. En medio de ellos, el anónimo protagonista parece rechazar toda ilusoria evasión y toda transposición ideal, y se obstina en mirar las cosas como son, en mirar sin apartar nunca la vista. Si algo él se espera, es únicamente de aquello que ve, una imagen que contraponer a otra imagen; y el relato se cierra sin asegurarnos que la haya encontrado, limitándose a no excluir que sea posible encontrarla.»
5.
A todo esto, Los amores difíciles incluye un prólogo biográfico escrito por el propio Calvino pero haciéndose pasar por alguien más. Y la traducción del italiano de todo esto es de Aurora Bernárdez, nuestra esposa de Cortázar favorita. Una verdadera fiesta.

sábado, 19 de enero de 2013

El orden del discurso, de Michel Foucault

1.
Me lo traje de vacaciones no por masoquismo sino porque lo pedí prestado un día y nunca lo leí, y entonces pensé que si lo cargaba en la mochila me obligaba a leerlo. Estuvo bien pensado: el silencio de micro era una instancia adecuada para concentrarse en la prosa de este hijo de puta y entenderle algo.

2.
Lo quise leer por si hablaba sobre el orden (en el sentido de la disposición o la clasificación) pero no, habla más bien sobre el discurso y esas cosas foucaultianas de que la verdad la construye el poder y que los curas y los médicos son todos giles. Es Foucault, no es sencillo, no lo lean por placer.

jueves, 17 de enero de 2013

Flores robadas en los jardines de Quilmes, de Jorge Asís

1.
Estaba en la biblio de Acevedo, me lo venían recomendando perentoriamente, lo empecé, no entendía la onda, pero me gustaba lo enrevesado del vocabulario. Después me aburrió, pero seguí leyendo porque estoy de viaje. Después me copó, leí un párrafo en voz alta. Después me aburrí y la quedé. Y hoy decidí terminarlo, porque estoy de viaje, y leí las últimas ciento cincuenta páginas de corrido. Y adivinen qué: me insolé.

2.
Hablemos del prejuicio sobre leer a Jorge Asís: lo tenía, ya no lo tengo. Por un lado, porque el turco Asís puede ser un lo que sea (secretario menemista en este caso) y un buen novelista a la vez. Por el otro, porque cuando escribió Flores... (75-78) era meramente periodista (de Clarín).

3.
Sinopsis: Rodolfo Zalim se encuentra con Samantha enfrente del Museo Social, Corrientes y Callao, en, creo, 1978. Se sientan a charlar en un cantero del Obelisco. De forma dispersa y entrecruzada, Asís/Zalim cuenta entonces toda la vida de Samantha y de Rodolfo, salta de la primera a la tercera persona con asombrosa puntería, habla mucho de coger y dice guarangadas y palabras del lunfardo y del habla de nuestros padres como afilar y pinchar, habla un poco de política (mal) y de la idiosincrasia argentina, y de los sesentas y de los setentas, en tono paródico triste. En un momento dice "¡Si vos [blabla], me hago peronista!" (ja). Los mejores capítulos son los de la balanza de camiones y los autoconclusivos.

4.
Flores robadas en los jardines de Quilmes me pareció una novela interesante, muy bien escrita y todo, pero no es mi tipo. Demasiado costumbrista, demasiado pegada a hechos reales intrascendentes, o por lo menos esa impresión me dio. Sí me gustó lo que tiene de cortazariana (quizás estoy siendo por demás generoso). Sin embargo (never Deleuze), es seguro una novela grossa para otros, a quienes, sin saber quiénes son, chicos y chicas sepan disculpar, os la recomiendo.