sábado, 24 de marzo de 2012

La II Guerra Mundial en cómic, de Mark Bryant

1. Cuyo título original es World War II in Cartoons y que en español se debería haber llamado La II Guerra Mundial en viñetas, por ejemplo, y no en cómic porque uno qué piensa ¿eh? ¿qué piensan que es? Una historieta, ¿no? Onda Maus. Bueno, nada que ver.

2. Este libro es un libro de historia, específicamente sobre los años de la WW2, específicamente sobre los acontecimientos bélicos y de política internacional de la guerra, que cuenta toda la historia a través de los chistes y otros recursos gráficos aparecidos en diarios y revistas de la época y principalmente de los países implicados. En resumen. Y está buenísimo. Sobre todo para mí que me gustan muchos este tipo de cosas.

3. Está dividido en capítulos y cada uno es un año de la guerra, y recorre los eventos principales de cada etapa cronológicamente mostrando cómo lo retrataron y casi siempre parodiaron diferentes ilustradores y humoristas de diferentes países y de los dos bandos. Además de los propios chistes en sus versiones originales, los epígrafes explican el contexto, analizan los propios dibujos y hasta dan información biográfica de los distintos autores. Es un laburo muy bien hecho. Hay chistes de diarios pero también tapas de revistas, afiches y algunas cosas más (dibujos de prisioneros que nunca fueron publicados, por ejemplo, o captures de dibujos animados). En la tapa hay un Hitler amarillo y violeta con los ojos como esvásticas y en la contratapa un personaje de historieta (el oficial piloto Prune) que usaban los yanquis en sus cursos de instrucción para nuevos pilotos de la Fuerza Aérea.

4. Si bien es discutible el recorte, como siempre frente a todo historiador, (en este caso la bomba atómica tiene un tratamiento muy acotado, una carilla sola), el libro está muy bien. Muy bien diez. Comprenmeló que yo lo leí prestado y lo quiero tener.

5. Los afiches son impresionantes. Resulta que en esa época de blanco y negro (el cine, los diarios y casi todas las revistas), los afiches o carteles eran una forma corriente de propaganda en color. Miren algunos que aparecen en el libro. El primero es un cartel italiano de un tal Gino Boccasile, año 1942: el negro representa a los yanquis bárbaros que saquean el arte italiano.



Los dos que siguen son del grupo soviético Kukryniksi. El primero es de cuando Hitler invade la URSS, rompiendo un tratado que había de no agresión (el pacto Ribbentrop-Mólotov). Lo que el duende Hitler de la imagen rompe es ese tratado. El cartel dice "Haremos pedazos y borraremos al enemigo sin piedad" y es de 1941. El segundo es de 1942 y dice "Los Tres Grandes apretarán el nudo del enemigo".





Y acá otros tres del fascista Gino Boccasile que no están en el libro pero encontré ahora. Son muy impresionantes. Un judío yanqui malvado y comunista, el imperio fascista bajando el pulgar a Londres y un cartel de reclutamiento para la artillería antiaérea. Nótese el avión yanqui cayendo en picada de fondo.





jueves, 15 de marzo de 2012

Eva Perón, de Copi

1.
Una vez lo miré con deseo en la Feria del Libro. No sabía quién era Copi pero sonaba prometedor. Después leí La guerra de las mariquitas y escribí esta reseña genial.

2.
ACÁ COPIO LO QUE DICE EN EL LIBRO SOBRE EL ESTRENO DE EVA PERÓN.
1970: El 2 de marzo se estrena Eva Perón en el teatro de l'Épée de Bois, con el Grupo TSE, puesta en escena de Alfredo Arias, escenografía de Roberto Plate, vestuario de Juan Stoppani y las actuaciones de Facundo Bo, Marucha Bo, Philippe Bruneau, Jean-Claude Drouot y Michèle Moreti. Los críticos armaron un escándalo, en particular el del diario Le Figaro que la llamó "pesadilla carnavalesca" y "mascarada macabra". La piesa tiene un enorme éxito y sufre un atentado terrorista durante una representación. No hay heridos pero el teatro queda muy dañado. La obra sigue en cartel aunque con custodia policial. Desde entonces, Copi tuvo prohibida su entrada a la Argentina hasta 1984.


3.
Me gustó mucho. Lo leí en un rato. La edición de Adriana Hidalgo tiene una letra enorme. Es genial que el personaje de Perón casi no hable; mucho mejor hubiera sido que no hablara nunca de todos modos. ¡Ah! es una obra de teatro. Y fue escrita en francés originariamente. Los personajes son: Eva Perón, la madre, la enfermera, Perón y un tipo o un transexual (me imagino que un transexual, aunque nada en el texto lo denote) que se llama Ibiza. La situación: todos ellos están encerrados en la casa de Perón, esperando que Eva se muera, mientras afuera se agolpa el pueblo peronista. Ibiza parece ser el verdadero poder detrás del poder, de una manera bizarra y muy copiana, a juzgar por el único otro libro de Copi que leí.

4.
Toda la pieza es extremadamente antiperonista, ultragorila diríase, con Perón y Evita en los roles de dictadores inescrupulosos y egomaníacos que les endilgó la Fusiladora. Todo muy coherente con el trasfondo de la vida de Copi y su familia que en la vida real se exilió del país durante el gobierno de Perón. Sin embargo, el grado de bizarro que tiene la obra le quita buena parte de su peso como crítica política real. Máxime cuando en un momento Evita pregunta si el que la va a embalsamar es el mismo que embalsamó a Stalin: en el mundo real Stalin murió varios meses después que esa mujer. Obvio que no importa, esto es literatura, digo nomás.

5.
Si en la puesta que se hizo de Eva Perón en 1970 el final fue como está escrito, debe haber sido impresionante.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Fueye, de Jorge González

1.
Hitchcock le cuenta a François Trouffaut en El cine según Hitchcock (Alianza, varias ediciones) que para él sus películas ya estaban terminadas en la etapa del storyboard. Que lo que venía después lo aburría sobremanera, porque los storys de sus películas eran tan minuciosos y completos que todo lo que tenía que hacer era seguirlos al pie de la letra. En ese sentido, si alguien decidiera hacer de Fueye una película, y tomara la historieta tal cual es como su storyboard, flor de película tendría entre manos. Alcanza con imaginarse las primeras tres viñetas del libro como si fueran los primeros tres planos de esa superproducción: abrumadores. Si ya son abrumadores en el libro… Podés tenerlo en tu regazo y estar mirando para abajo, pero el tercer cuadro a doble página se siente igual que si uno estuviera sentado en la primera fila del cine Gaumont, mirando para arriba… Pensándolo bien, eso se llama empatía: los que miran para arriba son los personajes de esas viñetas, italianos en un puerto en 1916 tratando de abarcar con los ojos el transatlántico en el que se van a pasar los próximos tres meses de sus vidas.

2.
Me pasó que tuve Fueye sin abrir, casi sin ojear siquiera durante varios días. Salió de la librería y llegó a mi escritorio y se quedó quieto ahí, esperando su momento. Yo no tenía referencias previas ni del libro ni del autor, aunque sí de la editorial (La Editorial Común, que como se habrán enterado por diversos medios, es un emprendimiento relativamente reciente de Ricardo Liniers Siri y Angie Erhart del Campo para editar en el país novelas gráficas de autores que a ellos les gustan) y también sabía lo del premio (Internacional de Novela Gráfica Fnac-Sins entido) pero eso tampoco me decía mucho. Cuando finalmente me decidí y me senté a leer Fueye, a mí alrededor bien puede que hayan pasado al galope una horda de hunos vociferantes sin que yo me haya enterado. Esas abrumadoras tres primeras viñetas (sí, insisto con ellas) son el señuelo perfecto para todo lo que viene después. Cuando logré cerrar el libro para volver a mis obligaciones 1916 había quedado atrás y ya era 1968 en Buenos Aires, en la página 100. El olor a tinta debe haber colaborado en la hipnosis. (Aquellos que disfrutan del olor a libro nuevo, preparensé).

3.
Voy a prescindir de adelantos sinópticos, es mejor si lo descubren por ustedes mismos. Sólo doy algunas nociones para aquellos que no pueden sin ellas: es una historia con inmigrantes, malevos, anarquistas, bandoneones, corrupción, orgías, infancia, travestis, cárceles, oficinas, amores desgraciados… que transcurre en las décadas del ’10, del ’30, del ’60… Y también es otra historia, una contemporánea, aunque también porteña, también con inmigrantes y también con bandoneones.

4.
Hablando de bandoneones, esto: así como en el bandoneón se oye a la vez lo que se toca y cómo se lo toca (cuando suenan a la vez las notas y el claqueteo de la botonera), en Fueye González nos muestra lo que dibuja y cómo lo dibuja: las diferentes etapas del dibujo se superponen sin taparse entre sí, agregando sentido en la presencia simultánea. Y hablando de bandoneones, también esto: el disco Fueye, del bandoneonísta Marcelo Mercadante (más doppelgänger que banda sonora del libro). Se lo puede bajar de la página web del músico, bajo licencia creative commons. Les recomiendo perentoriamente que no se pierdan ninguno de los dos.

5.
Esta reseña la hice para y fue publicada primero en la página de Libros del Pasaje.

domingo, 11 de marzo de 2012

La soledad del lector, de David Markson

1.
Al principio pensás que lo que tenés entre manos es algo así como una versión más culta de la Enciclopedia de datos inútiles de Homero Alsina Thevenet. Que Picasso esto, que Emily Dickinson aquello, que Camille Claudel pasó los últimos treinta años de su vida en un manicomio. También pensás que cada vez que el autor pone “el Lector” se refiere a vos, el lector. Pero no: en ambas cosas estás equivocado. El libro que estás leyendo es una novela, aunque compuesta de “referencias y alusiones intelectuales, y “sin casi nada de novela”. Y “el Lector” no sos vos: es el autor. Ya nos lo había advertido el epígrafe de Borges: “Ante todo me considero lector”.

2.
Y cuando te das cuenta de esas dos cosas, te surge un nuevo pensamiento: “estoy ante una novela difícil, sesuda, tengo que pensar, tengo que prestar atención”. (“Tengo un relato. Pero tendrás que esforzarte para encontrarlo”, nos azuza el escritor, el Lector). Te volviste a equivocar: nada más alejado de la realidad. La soledad del lector de David Markson no sólo no es un libro “difícil” sino que es uno de esos libros que se lee como viene, sin esfuerzo, en cualquier circunstancia, sin poder parar y que de pronto se terminó. “Hipnótico”, lo llama Kurt Vonnegut en la contratapa.

4.
David Markson nació en 1927 en Nueva York y murió ahora, en 2010. En la década del cincuenta supo ser amigo de la pomada (Kerouac, Dylan Thomas) y hasta se carteó profusamente con Malcom Lowry, mientras escribía por encargo westerns y novelas policiales (Epitaph for a Tramp [1959], Epitaph for a Dead Beat [1961] y The Ballad of Dingus Magee [1965]). La fama le llega tarde, en 1988, con la publicación de su novela Wittgenstein’s Mistress. La soledad del lector [Reader’s Block] es de 1996, y da inicio a la serie que se completa con This Is Not a Novel [2001], Vanishing Point [2004] y The Last Novel [2007] que efectivamente es su última novela.

5.
Anecdotario de la historia del arte universal, lista de antisemitas, de suicidas y de obsesos y a la vez novela sorprendente, La soledad del lector es además una muy buena puerta de entrada a la obra de este escritor que según David Foster Wallace representa “el punto más alto que podemos encontrar en la ficción experimental de los Estados Unidos”.

6.
Esta reseña la escribí para el blog de Libros del Pasaje y también salió en el blog de la editorial La Bestia Equilátera. Quiero agregarle que: a) es re judío. Después de casi cada referencia holocáustica viene una onda koolot valeivaa. b) Aparecen mencionados sólo dos personajes de nacionalidad argentina y uno es Borges. Nunca se me hubiera ocurrido que el otro fuera a ser el que es. c) Aparece citado el comienzo de Pedro Páramo. d) El libro es re ñoño, mal. O sea, bien, re bien. Pero sólo se puede disfrutar con un espíritu ñoño.

martes, 6 de marzo de 2012

Un hombre sin cabeza, de Etgar Keret

1.
Supongamos que yo ahora estoy muerto, o que abro una lavandería de autoservicio, la primera de Israel.
Así empieza el cuento “Suciedad”, el noveno de los treinta y cuatro cuentos cortos y muy cortos que componen Un hombre sin cabeza. Es el mismo que yo traduje como "Mugre", cuando leí un libro con casi los mismos cuentos que tiene éste pero en inglés. Mi traducción me gusta más porque la hice yo. Igual debe estar mejor la de "Suciedad", porque la mía es del inglés y no del hebreo. Es notable como casi ninguna frase estaba traducida idéntica en las dos versiones.

2.
Etgar Keret, para quienes todavía no lo conocen, es EL escritor israelí vivo y todavía joven más capo por lejos. Nació en Israel en el '67 y sacó su primer libro en el '92. Escribe más que nada cuentos cortos (que podrían ser amigos, sin salvar tanto las distancias, de los de Un tal Lucas de Cortázar y La máquina de pensar en Gladys de Levrero), aunque también guiones de televisión, cine y cómics. Tiene una novela breve, Pizzería Kamikaze, que quiero leer. Y además hace pocos años estrenó una película, Meduzot [2007] (sí, es el hebreo para medusas), junto con su mujer Shira Geffen, que no es su ópera prima pero sí la primera en salir de Israel, en llegar hasta acá y en ganar la Camera D'or del Festival de Cannes.

3.
Vaya uno a saber por qué, la edición de la obra de Keret fuera de Israel es un quilombo: para cada nuevo idioma han hecho compilaciones diferentes de los cuentos que están en sus libros originales en hebreo. En castellano, ese sería el caso de La chica sobre la nevera (Siruela, 188 p.), que tiene cuentos de Gaaguei LeKissinger [1994] pero también de otros libros publicados con posterioridad. Un hombre sin cabeza, sin embargo, es la excepción a la regla, o el comienzo de una nueva era de ediciones bien cuidadas. Es la edición en español, íntegra, de Anihu (Aní-hú), a la que en vez de dejarle su título traducido ("Yosoyel", por lejos el más extenso) le pusieron el nombre de otro cuento que también está en el libro y que también está muy bien.

4.
Si intentemos una clasificación posible de la literatura de Keret, que se aplique a los cuentos de Un hombre sin cabeza, nos sale así:

a) Cuentos con chicos que se enfrentan al mundo adulto con sus armas de niño y que por lo general resultan extrañamente victoriosos. ("A Tuvia le pegan un tiro", "Satisfacción", "Ojos brillantes", el del título).

b) Cuentos con una buena cuota de fantástico en la onda de los cuentos fantásticos de Bukowski. ("El gordito", "Tu hombre", "La botella").

c) Cuentos donde se muestra -mejor que en ningún otro autor, desde la perspectiva de este reseñista- cómo es vivir en un país como Israel que está en conflicto permanente, casi por definición, diríamos. ("Los pechos de una chica de dieciocho" es el ejemplo perfecto y uno de los mejores relatos del libro. Otro ejemplo, "Rabin ha muerto", al que quizás le falta una nota al pie que explique el título a los menos informados sobre política israelí).

d) Cuentos absurdos. (Como el del tipo en el avión al que la nena del asiento de al lado le insiste para que se encuentre con la azafata en el baño, mientras puede que la propia nena sea en realidad un enano que además hace de camello. Y no les conté nada).

e) Cuentos inclasificables. (Como "Halibut", que en castellano sería "Mero" y que es mi favorito del libro)

5.
La edición es re linda y te da ganas de acariciarla.

6.
Esta es una versión de la reseña que escribí para el blog de Libros del Pasaje. http://www.librosdelpasaje.com.ar/2012/03/un-hombre-sin-cabeza.html