miércoles, 30 de diciembre de 2009

La presa, de Kenzaburo Oé

1. Es el Japón de la guerra, en un pueblito muy rural y pobre. El pueblito queda incomunicado por algún avatar de la guerra, justo cuando los cazadores encuentran en el bosque un avión yanqui caído, y a su piloto, un soldado negro. Los pueblerinos capturan al soldado enemigo y lo encadenan, pero no pueden tomar ninguna decisión hasta que lo vean las autoridades, que están en la ciudad a la que no pueden llegar. Con el tiempo el soldado negro sigue prisionero pero todos ya se acostumbraron a él, y camina suelto, con los japonecitos siguiéndolo por todos lados, fascinados con la criatura mitológica. Y después pasan otras cosas.

2. Está muy bien escrito. El protagonista es un nene y eso está muy bien desarrollado también. Oé tiene una capacidad enorme para el increscendo. Yo lo leí de la edición de Página/12 que salió hace tres meses, que sale nueve mangos y es recomendable. Si lo llegan a leer, les sugiero que no lean el prólogo porque es un resumen del libro entero. Además el prologuista es Justo Navarro, y ¿quién es Justo Navarro? Me parece una truchada para ocupar hojas.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Carta a un escritor latinoamericano y otros insultos, de Leo Maslíah

1. Este libro reúne un montón de cuentos cortos, de entre una y cuatro carillas, que lo convierte en una lectura ideal para cuando uno hace caca. El chiste en la mayoría de ellos se basa en el humor más pavo, y eso está muy bien. El cuento del título es este, que es menos pavo. Acá hay otros dos cuentos. El mejor es uno más largo que ahora no me acuerdo el nombre pero es todo el cuento muchas variaciones de un párrafo de la introducción de Payasadas (Slapstick or Lonesome No More), de Kurt Vonnegut. Cuando me devuelvan el libro transcribo el párrafo. Y explico mejor. Por fuera de ese cuento, los demás son mejores mientras más cortos. Fin.

2. ¡Oh! Justo en este momento llegó Dani y me devolvió el libro de Masliah. El cuento se llama Una familia divertida. El epígrafe, de Vonnegut es:
En una ocasión le conté a mi hermano que cada vez que intentaba reparar algún desperfecto de la casa, perdía todas las herramientas antes de terminar el trabajo. -Tienes suerte -me contestó-, a mí siempre se me pierde todo lo que investigo. Nos reímos.
Y entonces el cuento de Masliah se estructura en párrafos, así:
En otra ocasión, Angélica, nuestra ama de llaves, quedó encerrada en la casucha del perro. Esa noche, él tuvo que dormir en la jaula del canario. Nos reímos.
Una noche de invierno papá estaba triste y mientras todas nos acurrucábamos junto al fuego mamá, para consolarlo, le contó veinte chistes. Con los dos primeros nos reímos.
Una vez, mi hermano Heinz y yo sorprendimos a mi prima conversando con Gertrude, su muñeca. Mi prima expresaba pensamientos de gran fineza e ingenio, pero las respuestas de Gertrude eran tontas e inoportunas. Al principio nos calentamos pero después nos reímos.
Y va gananando en absurdo. A mí me parece very clever.

martes, 15 de diciembre de 2009

Bar del Infierno, de Alejandro Dolina

1. "Ella le preguntó si le gustaban los valses, y entonces fueron construyendo a través del muro una interminable conversación de fingidos asombros ante coincidencias que son inevitables entre las personas vulgares. Ella le prometió que se llamaba Mara y que amaba la pintura."

2. Siguiendo en la línea uncool, leí este libro, escrito por uno de los hombres cuya estética más me hace acordar a la palabra fugazzeta: Alejandro Dolina. Resulta que íbamos a ir a entrevistar a Dolina para el programa del tango para el que trabajé, porque el tipo sabe mucho. Por cosas del destino los que teníamos que ir éramos el director colombiano, su asistente colombiano y yo. Parece ser que Dolina es muy intolerante, y que si lo vas a entrevistar tenés que saber todo sobre él y compartir sus gustos y felicitarlo y llamarlo Maestro (cosa que ya noté con Ferrer, por ahí es un rasgo común de los tangueros viejos, no sé). Todo mi vínculo con Dolina es que leí hace ocho años Lo que me costó el amor de Laura, pero sin escuchar el cd (es una ópera tanguera), y nunca escuché su programa de radio ni recuerdo haber visto el de la tele, ni nada. Entonces agarré y me leí su último libro, éste, que saqué de acá de la biblioteca.

3. Debo reconocer que me sorprendí gratamente. Yo pensaba que me iba a encontrar con todos cuentos de Flores y el barrio y el fantasma del carnaval; pero aunque están esos, también hay cuentos de China y de la India y el Tao y también el rey y los caballeros, rarísimo. Y son buenos, además. Algunos son muy buenos, otros hasta ahí. Por ahí a ustedes lectores les parece obvio que Dolina es bueno, pero yo tenía un prejuicio. Igual no me cae bien, pero que escribe, escribe. Y que sabe, sabe. Y que leyó a Borges, bien o mal, leyó a Borges.

4. Transcribo uno que me gustó. Se llama "Magos".

Hsu Tang y Chao Ping tenían el poder de obrar prodigios. Una mañana se encontraron a orillas de un arroyo, en la región de Mingchong.
En el primer recodo de la conversación, Hsu Tang enfatizó un pensamiento ordenando al arroyo que dejara de fluir. El agua se detuvo inmediatamente. Chao Ping le retrucó entonces disponiendo el inmediato florecimiento de un sauce. El árbol se apresuró a cumplir. Los dos magos se entusiasmaron con aquel contrapunto y entre risas y vino siguieron demostrando su poder durante todo el día.
Al llegar la noche, la región de Mingchong se había transformado enteramente. Los lugareños no reconocieron su propia tierra y pensaron que alguna fuerza mágica los había alejado de ella. Inmediatamente, emigraron en busca de su hogar. Sólo algunos, deseosos de experiencias nuevas, permanecieron allí.
El maestro Wu Chang contó esta historia a sus alumnos. Al terminar el relato, les preguntó si habían entendido algo.
Uno respondió que la vida era un sueño de cambios vertiginosos y que nadie era nadie.
Otro, mientras se alejaba al galope, gritó que sólo podía regresarse hacia adelante.
El más joven recitó:
-Quien quiera volver al primer amor deberá buscarlo en otras mujeres.
Wu Chang dijo entonces:
-Me voy para siempre. -Y se sentó en silencio.

5. Lo otro que sabía de Dolina previamente es la frase suya de que todo lo que el hombre hace es para seducir a una mujer, que es una buena frase. Se aplica a los personajes de sus cuentos, por lo menos.

viernes, 11 de diciembre de 2009

La ley de la ferocidad, de Pablo Ramos

1. Primero quiero decir mis críticas: Hay dos cosas que están mal a mi entender. Por un lado, hay un problema con el tiempo. Las trescientas cincuenta y pico de páginas que tiene el libro dan cuenta de dos días en la vida de Gabriel Reyes, los dos días que dura el velorio de su padre. El narrador es el protagonista, desde un momento posterior al de la historia, quien además recapitula sucesos de su pasado y del de su padre continuamente. Están muy bien todas las transiciones de presente de la escritura a presente de la historia narrada a pasado de ambas, son cosas onda "Escribo 'Camino por Rivadavia' y camino por Rivadavia, ahora cuando debería estar en el velorio de mi padre" (no tengo el libro acá, no es una cita, pero es algo así). Lo que está muy mal es que de tanto moverse, Ramos el autor perdió la noción del tiempo. Todas las cosas que Gabriel Reyes hace en el presente de la narración, ahí donde está su padre muerto, no entran ni en una semana, mucho menos en dos días con sus noches. La cantidad de veces que se sube a autos y viaja de Capital a Avellaneda, de Chacarita a Retiro a la villa de no sé dónde a Plaza Flores a Plaza de Mayo, y encima hay momentos en que duerme y encima tiene que ubicar la acción, los lugares. No dan los tiempos ni ahí. Es muy difícil además seguir el tiempo en el presente, tener idea de si está de día o de noche, en qué día está and staff.
Lo otro que no está bien es que más o menos en la página 335, de pronto y de la nada, el personaje te dice "cuando yo era adolescente me decían Jesús porque era muy católico y un día vi a un cura cojerse a un mogólico" (again, no es cita, acá es sólo la idea). ¡Cualquiera! ¡Súper descolgado! Si la leen van a ver que no tiene nada que ver ni con lo que venía pasando, ni con lo que sabemos del personaje durante toda la novela. Es como que por el final el autor dijo "¡uy, no bardié a los curas!" o algo así. Muy trucho eso.

2. Por lo demás, la novela está muy bien. Está muy bien escrita, como ya dije más arriba las transiciones están re bien; tiene buenas frases. El muchacho este, Gabriel Reyes, quien además creo que protagoniza otra novela de Ramos, es un hijo de puta, y como tal dice cosas graciosas como que unos coreanos, que están en un quilombo, "seguro que tienen la pija como arrolladitos primavera, seguro les piden a las pibas que se metan milanesas de soja en el culo" (no es cita). ¡Ah, la trama!: Gabriel Reyes es guitudo, pero no siempre fue así: su padre siempre fue de clase baja y peronista, obrero de una fábrica, y él mismo nació en el Viaducto, zona horrible de Avellaneda. Su padre muere, y él organiza un velorio de dos días para esperar a un tío de Sicilia. Por el velorio pasarán todo tipo de personajes relacionados con su propio pasado, así como con el de su padre (el énfasis que en la contratapa se da a la aparición de las ex-esposas, es en realidad un capítulo solo, y no tiene ninguna relevancia para la historia general). Gabriel es un alcohólico y merquero asqueroso, muy repugnante, asco caca, (aunque parece que está bueno porque se levanta minitas), y durante los dos días de la acción, va a comenzar a resolver póstumamente su relación con su padre, pasándola muy mal y tomando mucho wisky.

3. La mejor escena es la de las palomas.

4. Joni me dijo que odió a todos los personajes de la novela, pero que de todos modos eso le pasa últimamente con todas las novelas.

domingo, 6 de diciembre de 2009

No juegues con fuego porque lo podés apagar (y otras piezas), de Leo Maslíah

1. ¡Sí, Leo Maslíah, el de Zanguango! Y con este libro comienza una seguidilla de lecturas uncool que estuve desarrollando últimamente. Y esta no es la más uncool.

2. Este es un libro de Ediciones de la Flor que tiene cuatro obras de teatro que escribió él y que se presentaron en Uruguay y en Argentina con él dirigiendo y actuando en algunos casos. Las obras son Juegos de salón, de 1990, El ama de llaves, de 1984 (que es como una obra de Chesterton drogado), Democracia en el bar, de 1986, y la del título, de 1993, que vendría a ser un La cantante calva charrúa. Son muy graciosas, de reirse para afuera, no de sonrisita de aprobación. La del '84 y la del '86 tienen cierta temática relativa a la dictadura que en Uruguay terminó en el '85.

3. En fin, eso.

martes, 1 de diciembre de 2009

Primer amor, últimos ritos, de Ian McEwan

1. En la biblioteca recibimos los dos diarios horribles todos los días, y los miércoles recibimos además, Página. Es discutible, pero para mí Página es un diario que se puede leer: con La Nación y sobretodo con Clarín no puedo pasar de página sin verme moralmente impelido a comentar en voz alta lo pelotudos que son los periodistas, lo pelotudos que son los titulares, los copetes, las volantas y los etcéteras. Y Nick. Sobre todo Nick. A Nick hay que hacerle un juicio popular y luego aplicarle la justicia popular, condenado por hacer los chistes más pelotudos del mundo. Los que no tienen contenido político son muy pelotudos. Y los que tienen contenido político son tipo: Personaje 1:- Cristina cada vez es más puta. Personaje 2:- Y cómo roban los Kirchner. Personaje 3:- Nunca estuvimos peor, el mundo se ríe de nosotros. Fin. Suele olvidarse de que tiene que hacer un chiste y se queda en eso. Ejemplo (es el del día de hoy; se puede hacer la misma operación con cualquier día, posta):



Bueno. ¿Alguién se río? ¿El chiste está en la cara de Shakira? El chiste podría ser reemplazado por un cartel que dijera: "Los Kirchner llegaron a donde están por la renuncia de De La Rua... SHAKIRA SHAKIRA".
Me fui de tema. Vuelvo. La cuestión es que primero recibíamos el Página por el libro Historia de la economía argentina del siglo XX, que salía en fascículos, y cuando eso se terminó vino lo de Galeano y seguimos. Nunca fue por el diario en sí, eso iría en contra de las estructuras mentales de mi jefa. Un día hace poco salió la propaganda de que Anagrama por su aniversario sacaba una colección de títulos de ellos en formato caca para vender con el diario del domingo por nueve mangos.
Yo no me llevo muy bien con mi jefa, y muchas veces nos peleamos como nenes chiquitos. Pero yo tengo 23 y ella 65. No sé quién de los dos tiene más derecho a comportarse como nene chiquito. Capaz ella. Si yo le propongo algo, ella va a decir "sí pero" más algo que se inventa en el momento. Es muy enervante.
Toda esta introducción no era necesaria salvo para contar que la colección la quiero para leerla YO y sólo YO, y que probablemente vean acá comentados todos los libritos estos porque son muy cortos y los leo en el laburo. Ya leí el primero, que es el del título. En realidad el primero es uno de Auster pero el kioskero, que es un pésimo emprendedor, nunca lo trajo.

2. Primer amor, últimos ritos es un libro de cuentos. Mi primera impresión es que McEwan no es nada original. Pero luego leo que el librito es de 1975, así que debo concluir que a lo mejor es original, pero en el contexto de otros autores posteriores, lo que tiene de transgresor se diluye bastante y el efecto de originalidad chuf chuf. Valen la pena un par de cuentos: me gustaron "Fabricación casera", en el que un chico que descubre la sexualidad empieza a fijarse en su hermanita (menor), y "El último día del verano", también protagonizado por un chico, que es huérfano y que vive con su hermano y otros drogones; es su último verano antes de la secundaria, y se muda con ellos una mujer muy gorda llamada Alice. Alice es un buen personaje, me cayó re bien, qué lulu. Y sobre todo me gustó "Conversaciones con un hombre armario", que está re bueno. Este último es verdaderamente ingenioso, y además la crueldad que el autor intenta transmitir todo el tiempo acá está tataratatá. No adelanto nada. "Pollón en el escenario" es malo (así, categóricamente). "Mariposas" es bueno pero predecible: un tipo raro y casi ermitaño es testigo de la muerte de una nena que se ahoga. Me gusta el título. Y hay dos cuentos más, que están bien pero ta. Un besito.

viernes, 20 de noviembre de 2009

La muerte lenta de Luciana B., de Guillermo Martínez

1. Me lo prestó Daro a fines prácticos por una cosa.

2. Es un best seller de supermercado, del autor de Crímenes imperceptibles (que después fue la pelicula Los crimenes de Oxford). La leí en dos días porque no podía parar, que es lo que tiene que pasar con los best sellers para que por lo menos tengan la chance de gustarme. Es una historia de detectives supongo. Hay tres personajes: el protagonista, que es un escritor menor y es el que hará de detective; Luciana, la del título, que es la que acude a pedir ayuda; y Kloster, en principio el villano, que es un gran escritor, culto y popular y best selller.

3. Diez años atrás, el protagonista contrató a Luciana para que tipeara una de sus novelas por él, y él se enamoró de ella. En esa época, ella trabajaba para Kloster, que ya era famoso por su prosa, aunque no aparecía nunca por ningún lado y daba Salinger. Luego una serie de tragedias atraviesan la vida de Luciana y ella piensa que todo fue una conspiración urdida por Kloster contra ella. Al principio está muy bien, más o menos los tres primeros capítulos. Eventualmente hace agua, y el final no está a la altura de las circunstancias para nada.

martes, 17 de noviembre de 2009

Una novelita lumpen, de Roberto Bolaño



1. Ahora vi que salió en formato conchet, pero yo la leí en una edición muy linda que mide 13,5cm x 10cm (la de arriba). Tardé en leerla porque la usé como lectura de salidas sin mochila. Pero es corta. Joni la leyó en dos días. Las conclusiones de Joni sobre Bolaño, que se basan en este libro, en Los detectives salvajes, y en Estrella distante, y que no están vinculadas entre sí, son las siguientes:
- Roberto es un hijo de puta.
- Roberto es el más capo.
- Roberto piensa que si a una mina se la cojen en la oscuridad, no le importa quién sea el que se la coje.

2. Los elogios exagerados que se hacen de Bolaño, esto de que permite seguir creyendo en la literatura, estas cosas que salen en las contratapas de los libros de Anagrama, se acercan en este caso bastante a la verdad. Bolaño está por ahí arriba en mi podio desde Los detectives..., compartiendo con Cortázar (que se ganó su lugar hace muuuucho y no deja de merecerlo aunque yo ya no lo lea), Dostoievski y Bukowski. Hay muchos otros favoritos, pero estos son la primera línea, los que si todos los escritores fueran a pelear a las Cruzadas, ellos cuatro irían a la vanguardia, gritando... no sé... "¡Muerte al infiel!", o ¡Pis y Caca!", por ejemplo. O si todos los escritores fueran a las guerras napoleónicas, ellos cuatro estarían en la retaguardia, fumando un "pitillo" (si los traducen en Anagrama). O si todos los escritores fueran a cruzar los Andes, ellos cuatro irían en camilla, cargados por otros escritores menos capos. Etc.


------------------------Bolaño



-----------------Cortázar en su época pendeviejo



-----------------------Fédor o Fiódor o Fídor



-----------------------el Carlo


3. Qué mal que se llevarían Charles y Julio. Julio es demasiado zurdito al final de su vida para el gusto de Charles.

4. En Una novelita lumpen hay dos hermanos que se quedan huérfanos. Ella consigue trabajo en una peluquería y él en un gimnasio. Miran mucha televisión. Alquilan películas porno y las miran sin calentarse. Un día él trae dos amigos a la casa: el boloñés y el libio (todo transcurre en Roma). Los amigos se quedan. Nadie tiene plata. Los amigos tienen un plan delincuente, que la implica a ella y a un señor llamado Maciste (que es un excelente personaje). La frase inicial de la novelita lumpen en buenísima también, por todo lo que dispara. Yo volví una y otra vez a leer la primera frase en muchos momentos de la novela. La frase es "Ahora soy una madre y también una mujer casada, pero no hace mucho fui una delincuente". Yo no sé mucho de esas cosas, pero seguro que cumple con un montón de parámetros académicos de estructura narrativa re dificiles de usar: bah, digo porque me dio una sensación de maquinaria perfecta todo el tiempo, como un cuento del ciego Borges.

5. Para leer sobre Bolaño, el capítulo en los Ensayos Bonsai de Fabián Casas te re ceba.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Factotum, de Charles Bukowski



1. Bueno, Bukowski es el más capo y es el mejor. No voy a decir mucho más sobre esto. Más detalles sobre lo capo que es Bukowski, en el post de arriba.
Todos los libros de Bukowski son lo más, pero algunos son más lo más que otros. Éste está entre los que son más lo más.

2. Datos fácticos:
- es una novela.
- es de las primeras.
- tiene en la tapa una foto de Ethan Hawke, algo completamente desagradable e inapropiado. Es que Ethan hace de Chinaski en una versión cinematográfica de Factotum que salió en el 2002 creo, que no vi ni pienso ver. Odio cuando hacen eso. Está justificado si lo hacén en La naranja mecánica, o en Trainspotting (que de hecho tiene en la tapa el afiche de la peli). No está justificado en la mayoría de todos los otros casos. En algunos casos llega a ser criminal, como por ejemplo en el caso de El señor de los anillos, en donde Minotauro pasó de la hermosa edición blanca y dorada que algunos conocen, a una edición paperback de mierda con una foto de la peli en la tapa y por el mismo precio que antes.

3. Se sitúa en la época de la Segunda Guerra Mundial y en la post guerra, cuando en Estados Unidos hay un supuesto pleno empleo y salarios altos pero no hay derechos laborales porque los sindicatos congelan todo pedido y toda protesta y todo reclamo en un acuerdo con el Estado, basados en el interés nacional y la lucha con el comunismo. Henry Chinaski, Hank para los amigos, tiene más de veinte años y va de trabajo en trabajo, escabia y conoce mujeres, y nunca tiene un peso. En una línea cronológica, iría después de La senda del perdedor, me parece. Los capítulos son cortos y se destaca la enorme capacidad que el tipo tiene para los remates. Un ejemplo:
Me levanté y caminé hacia mi pensión. La luz de la luna era brillante. Mis pasos resonaban en la calle vacía y parecía como si alguien me estuviera siguiendo. Me di la vuelta. Me había equivocado. Estaba completamente solo.
Otro:
Jan quitó el sombrerito y sosteniéndolo con una mano empezó a besar allí donde había estado puesto. Sus ojos me miraban profundamente. El glande entró en su boca. Me caí de espaldas, condenado para siempre.


4. Último: un párrafo que me gustó en particular.
(...) Pensé que estaba muy bien que hubiera tantas vacantes de trabajo, aunque también me preocupaba un poco -probablemente harían que nos enfrentáramos de alguna manera. La ley del más fuerte. En América siempre había gente buscando trabajo. Siempre había un montón de cuerpos utilizables para reemplazar a otros. Y yo quería ser escritor. Casi todo el mundo era escritor. No todo el mundo pensaba en que podía ser dentista o mecánico de automóviles, pero todo el mundo sabía que podía ser escritor. De aquellos cincuenta tíos de la clase, probablemente quince o más pensaban que eran escritores. Casi todo el mundo usaba palabras y podía también escribirlas, en consecuencia casi todo el mundo podía ser escritor. Pero la mayoría de los hombres, por fortuna, no son escritores, ni siquiera conductores de taxi, y algunos -bastantes- desgraciadamente no son nada.
(lo de los taxis es porque está haciendo una prueba para ser contratado como taxista).

5. Un corto de animación sobre poema de Bukowski.

viernes, 6 de noviembre de 2009

La historia del amor, de Nicole Krauss

1. Al final me emocioné y casi que lloré un poquito en el bondi 132.

2. Es muy para mamás. Es tan para mamás que se lo presté a la mía.

3. Es súper moishe. Bah; en realidad los personajes son llamativamente todos moishes, sin que eso sea necesario para el buen desarrollo de la historia. Está el tema de la migración y la disperción, pero eso es común a muchos pueblos y no hacía falta que todos los personajes fueran judíos. Lo destaco por llamativo, no es de antisemita. Si yo tengo un amigo judío.

4. Es de Salamandra, que parece ser que edita libros para mamás. El otro que había leído yo de la colección es el del perro muerto a media noche, que comparte varias características con éste. Salamandra también edita Harry Potter, que re califica como para mamás.

5. Explico para quienes no comparten mi definición de libro para mamás: se refiere a libros lindos y nada oscuros, que se leen con agilidad, y que preferentemente cuentan con un final feliz. Llamarlos para mamás es una generalización (obviamente), en la cuál "las mamás" se refiere a mi mamá; es decir, un libro para mamás es un libro que mi mamá podría llegar a leer. Tal vez se puede hacer extensivo a todas las mamás de la generación de mi mamá que son las que ahora tienen alrededor de 50. Hoy es así, pero la definición de libros para mamás va a comprender a Bukowski dentro de unos años, cuando el concepto "las mamás" se refiera a las guarras de mis amigas.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Jacobo el mutante, de Mario Bellatín

1. Me lo prestó Fabiola porque se lo pedí. Se lo pedí porque me había gustado Salón de belleza. Me había gustado Salón de belleza porque es como el de Saramago de los ciegos pero con un travesti.

2. Jacobo el mutante es como un ensayo sobre un libro perdido de un autor austríaco de nombre Joseph Roth, La frontera, que se trataría de un judío ortodoxo que primero tiene un bar en un pueblito de Polonia y después vive en Estados Unidos donde se convierte en su hija (?) y tiene una academia de baile en una ciudad infestada de academias de baile. Hay partes en cursiva, que son supuestas citas textuales a los fragmentos rescatados de la novela perdida, y las otras partes que son el supuesto análisis. Bellatín parece intentar que te confundas con los narradores de una y otra partes, pero el resultado no es nada interesante. El texto viene acompañado de unas fotos en blanco y negro que son una mierda. El libro es una mierda. Un bluf. Súper esnob. No lo lean. A menos que no tengan nada mejor que hacer: se lee en un toque (Bellatin habla en una entrevista de Pág/12 de lo curioso que le resulta que sus libros se lean en el tiempo que se tarda en mirar una película). Pero no se van a divertir. Algo mejor que hacer es por ejemplo leer la Viva.

3. El autor sobre el libro: En Jacobo el mutante quise usar fotografías que no fueran fotografías. Que no fueran apreciadas como tales. Es por eso que están incrustadas en el texto, con el vano fin de que puedan ser leídas de la misma forma que las palabras y que no ilustren, ni hagan muchas de las cosas que suelen hacer las fotografías, sino que muestren una textura que ayude al lector a darse cuenta de lo obvio, que todo es una mentira, que el autor no quiere que le crean, pero que, no obstante, lo más importante pretende estar presente: la conciencia de que se transcurre por una realidad paralela. Y también: Lo más terrible de la novela creo que es el sentido de la metamorfosis, darte cuenta de pronto de que tú ya no eres tú. Creo que ésa puede ser una de las pistas. Verse obligado, en una misma vida y de manera profundamente existencial, a asumir una vida diferente, desagradable la mayoría de las veces. Con el desagrado que produce lo artificial impuesto. (Las citas son de acá). Todo el programa teórico muy simpático e inteligente: el libro una gadorcha. Fin.

Seda, de Alessandro Baricco

1. De Baricco leí, y ya comenté con bastante entusiasmo, Los bárbaros, que es un ensayo sobre los valores de las nuevas generaciones que viven con la tele, la red, y todo eso, hipervinculando sin solución de continuidad. Baricco es evidentemente un buen observador, y tiene un interés profundo por estas cosas de la modernidad y la posmodernidad (es licenciado en filosofía). Hace poco me compré un ensayo suyo sobre la globalización que comentaré en un futuro, y también una novela.

2. Seda se sitúa en el siglo XIX, y es una historia moderna en lo que atañe a sentimientos y cursilería, al mismo tiempo que tiene eso de sistema-mundo que lo hace pensar a uno en que la globalización empezó con la llegada de Colón a América o antes. Se trata de un francés que viaja por el mundo para comprar huevos de gusano de la seda, lo cuales lleva a su village donde los gusanitos nacen y producen el género con el que se engalanan las damas galas. Las damas galas danzan, cantan, pastan las vacas, sanan las malas manzanas. En particular viaja a Japón. Y ahí conoce a una mujer. Ese es el argumento, básicamente. Es una novela corta, que tiene la letra grande y se lee muy rápido. Es el libro con el que Baricco se hizo conocido. Lo llevé de viaje y resultó que varios de mis compañeros de viaje, tres o cuatro, lo habían leído, así que parece que es medio popular. Es muy lindo. Es bastante para mamás.

La escritura o la vida, de Jorge Semprún

1. Me lo regalaron Mario y Ljubi por el mío cumpleaños del año pasado.

2. Jorge Semprún tenía 22 años cuando el ejército yanqui liberó el campo de concentración de Buchenwald en el que se encontraba hacía casi dos años, encerrado por comunista (preso político, triangulito rojo con S de Spanier). Había sido capturado en Francia, donde participaba de la resistencia armada contra la ocupación nazi. Después, durante la década del '50 y como miembro del PC, formó parte de la red clandestina que combatió al franquismo en España, con nombres falsos y cambios de domicilios, siendo uno de los capos. Después se pelió con la cúpula europea del PC, por esas cosas del camarada Stalin, y lo fueron junto a otras personas en los '60. A todo esto, antes del tema WW2, nacido de una familia aristrócrata (el viejo era alto funcionario del rey), se había criado en París y estudiaba filosofía en la Sorbona, y ya era escritor. Después lo siguió siendo. Chiquipim pim pam, chiqui chiqui pam, fue ministro de cultura del gobierno de Felipe González. Una vida interesante, me parece.

3. La escritura o la vida es de 1994. Es literatura, indudablemente, y a la vez es testimonio y fuente histórica, y es ensayística. Semprún analiza, en última instancia, un problema. Dice Semprún que cuando salió de Buchenwald intentó escribir y contar su experiencia, su vivencia en el campo, dado que sostenía la necesidad de contar a los demás lo que había sucedido de manera que fuera escuchado, y esto era a través del arte. Sin embargo, no pudo hacerlo: tuvo que elegir entre la escritura o la vida. Tuvo que autoimponerse el olvido por más de diez años para sobrevivir. Su primer libro sobre Buchenwald, El largo viaje, en el que habla de la llegada al campo, el tren, los perros, y todo eso, es recién del sesenta y pico.

4. El tema de cómo debe transmitirse la experiencia concentracionaria (últimamente estoy decidiendo dejar de usar los términos "Shoá" y "Holocausto", con o sin mayúscula, por su connotación religiosa, pero todavía no encuentro una forma que me satisfaga) me parece muy interesante. Hay un diálogo, más o menos en la mitad de la obra, y que probablemente sea ficticio, en el que se explicitan las diferentes posiciones y la del autor sobre el tema.
Dice uno:
Contar bien significa: de manera que se sea escuchado. No lo conseguiremos sin algo de artificio. ¡El artificio suficiente para que se vuelva arte!

Voy salteando cosas. Dice otro:
Bueno, escuchad. La verdad que tenemos que decir (en el supuesto de qe tengamos ganas, ¡muchos son los que no las tendrán jamás!) no resulta fácilmente creíble... Resulta incluso inimaginable...

Y otro:
-¡Eso está bien visto! -dice un tipo que bebe con aspecto sombrío, con resolución-. Tan poco creíble que yo mismo voy a dejar de creerlo ¡tan pronto como pueda!

(...)El otro tipo de comprensión, la verdad esencial de la experiencia, no es transmisible... O mejor dicho, sólo lo es mediante la escritura literaria... (...) Mediante el artificio de la obra de arte, ¡por supuesto!

Esto último es lo que cree Semprún, evidentemente.
Otro asunto resaltable es el de la militancia dentro del campo, tema poco o nada tratado en los testimonios que había leído hasta ahora; también el de los domingos, día de descanso, en el campo: las reuniones en el pabellón de los enfermos infecciosos, a donde los SS no entran por su miedo pánico higienista y eugenésico.

5. Estoy casi seguro que una influencia para Semprún en este libro debe haber sido Matadero 5 de Kurt Vonnegut, por párrafos como este:
Pero no podría haberle explicado todo esto a Claude-Edmonde Magny, por supuesto. En el mes de agosto del año 1945, fecha de esta conversación con ella, yo ignoraba todavía dónde y cuándo concluiría mi lectura de Marcel Proust(...)
.

6. En fin, que lo recomiendo. Es un poco para mamás, pero eso no me parece un agravio. Está bien escrito. Es ideológicamente copado. Los testimonios no judíos sobre el genocidio nazi, como ya dije con respecto a Vonnegut, me parecen necesarios: porque el "holocausto" no es judío, aunque algunas instituciones se esfuercen en hacer que se vea de esa manera y aunque hayan sido muertos en términos absolutos más judíos que gitanos o eslavos.

martes, 13 de octubre de 2009

Preacher

1. Voy a olvidar una vez más el concepto de reseñar libros de literatura en prosa, para reseñar algo que no lo es: un cómic. Preacher es una creación de Steve Dillon y Garth Ennis que se publicó entre los años 1995 y 2000 en Vertigo, de DC Comics. Hará un año que me di cuenta que otro beneficio (más) de internet es que uno se puede bajar historietas que nunca va a poder leer en papel, en su idioma original, y gratis, y leerlas con cualquier programa tipo el picture manager mientras hace de cuenta que está trabajando detrás de su mostrador correspondiente. Así leí Watchmen (que es de lo mejor del mundo, infinitamente mejor que la película que espero no hayan visto porque es una mierda hija de puta), después V de Venganza (que está muy buena también, la película le hace bastante honor a mi parecer y en algunas cosas está mejor inclusive -entre el cómic y la peli hay muchas diferencias porque el cómic es de los 80, pero están bien salvadas- ), y no me acuerdo si alguna más, y finalmente Preacher. Las otras dos son como miniseries de 10 u 11 capítulos; Preacher en cambio es larga larga y la estuve leyendo casi todo el año. Tanto la leí que quise comentarla acá, aunque además de las otras dos mencionadas leí muchas otras historietas en papel también en el tiempo que lleva operando este blog.

2. A Preacher llegué, como a otras cosas, por el Rufián Melancólico. Y me lo bajé de acá: http://www.taringa.net/posts/comics/1576602/Preacher-en-7-links.html. Se trata de lo siguiente, más o menos: Jesse Custer es un predicador en un pueblo de mierda. Un día se escabia y hace un escándalo en el bar del pueblo, de modo que al día siguiente todos están en misa para ver si dice algo al respecto. Pero entonces cae un bólido del cielo destruyendo la iglesia y matando a todo el pueblo, menos a Jesse Custer. Lo que cayó del cielo cayó efectivamente de El Cielo, y es algo tan poderoso que Dios (Dios) dejó su trono en el Cielo y nadie sabe dónde está. En el episodio de la iglesia Custer es poseído por algo que le confiere un poder (La Palabra del Señor) por el cual Custer puede hacer que cualquiera haga cualquier cosa que él le ordene. Pero Custer casi no usa la Palabra. El objetivo de Custer, cuya historia previa a ser un preacher vamos conociendo con el correr de los 66 capítulos, es encontrar a Dios y obligarlo a volver a su trono y a hacerse cargo de su creación. Además, hay muchos muchos personajes. Todos estos:



3. Un par de cosas más. Preacher es, creo, el producto cultural más republicano (en el sentido del Partido Republicano de George Bush y Ronald Reagan) que yo haya leído y que me haya gustado. Custer no sólo es cristiano, sino que además es un redneck texano fanático de las armas y los coches y el wiskey y los Estados Unidos. El papá de Custer fue a Vietnam y le heredó un encendedor que dice Fuck Communism. Toda la serie es muy Yo Amo A Los Estados Unidos. Tan yanqui es, que Custer suele tener visiones en las que se le aparece nada más y nada menos que John Wayne. Y sin embargo, está re buena. Porque los personajes no son planteados como modelos perfectos, y las falencias de Estados Unidos son remarcadas todo el tiempo, aunque no sea a la manera Michael Moore. Me da paja analizar, así que enumero: hay machistas y feministas, racistas (negros, blancos, el KKK), ricos violadores, pobres violadores, drogas y abuso de drogas, alcohol y abuso del alcohol, fanáticos religiosos, gente homeless que se muere en la calle, policías corruptos, presidentes corruptos, sexo, frustración sexual, adolescencias de mierda, y un largo etcétera.

4. Una última recomendación: leerla en inglés. Los personajes tienen modos de hablar que en ninguna traducción española de mierda se puede haber transmitido bien. Cuando tenga una editorial la traduzco de forma decente y la saco. Ahora me quedé sin cómic para leer en el laburo. Se aceptan recomendaciones.

martes, 6 de octubre de 2009

La industria del Holocausto, de Norman G. Finkelstein

1. Me lo prestó el tío Mario.

2. La industria del Holocausto: reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío, ese es el título completo. Conocí a Finkelstein (en realidad me enteré que existía) por el documental Defamation, de Yoav Shamir, que pasaron en el PAPIFI de este año (una peli muy muy muy recomendable, en particular para judíos, más en particular para judíos que fueron a la primaria o a la secundaria dentro de la red de escuelas judías). En Defamation, Finkelstein parece un loco, pero loco mal. La entrevista es en su departamento y a medida que se va sacando se empieza a ir por la escalera del edificio, con el director siguiéndolo atrás, mientras sigue la entrevista, digamos. Finkelstein es el que aparece en el trailer saludando como nazi. A Finkelstein lo acusan de antisemita, como se ve claramente en esa peli, y como se lee en el prefacio de 2001, aquellos a los que él considera parte de la industria del Holocausto.

3. Los padres de Finkelstein pasaron por Auschwitz y Majdanek y sobrevivieron, y el resto de sus familiares fueron asesinados en el Holocausto. Finkelstein parte en su investigación de que de los juicios por indemnizaciones millonarias que se realizaron en el '98-'99 contra bancos suizos y después contra fábricas alemanas y después contra Estados ex-soviétivos de Europa oriental, su vieja no vió un peso, ni su vieja ni casi ningún otro superviviente del Holocausto, a pesar de que todo el tiempo los abogados de la Conferencia sobre Solicitudes Materiales (conformada por el Comité Judío Americano, Bnei Brith, el Joint) dijeron hablar en nombre de los "supervivientes del Holocausto necesitados", o de las "víctimas judías de la persecución nazi que no se habían beneficiado debidamente del proceso de indemnisación", refiriéndose al que se dio casi espontáneamente cuando Alemania pagó a judíos y al Estado de Israel a principios de la década del '50.
La idea principal que desarrolla es que existe un sector social dentro de la comunidad judía estadounidense, representado en un grupo de organizaciones comunitarias (la Anti-Difamation League por ejemplo, que es como la DAIA de EEUU), que utilizando el tópico del Holocausto extorsionan a diferentes Estados para sacar guita que utilizan en sus propios fines, a veces comunitarios, pero a veces no. Y cuando son fines comunitarios, son los que permiten perpetuar la industria del Holocausto (Sí, hace ruido, pero vean la película que decía antes. Con esto último se refiere a las escuelas judías y a Marcha por la Vida, que en la traducción esta se llama la Marcha de los Vivos, parece una película de zombis). La mitad del libro se dedica a este tema de las indemnizaciones, y presenta banda de fuentes y pruebas en contra de la Comisión esta. Pero es la parte más aburrida del libro (todo el capítulo 3, "La doble extorsión", es un embole) y no me interesa contarles más sobre eso.

4. Uno de los datos más interesantes que maneja es que el holocausto nazi no se empezó a escribir con mayúsculas en la prensa de EEUU sino hasta la Guerra de los Seis Días ('67), y esto por una sencilla razón, bastante coherente con el comportamiento de los ricos estadounidenses, judíos o no: entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y el '67, traer a la memoria el Holocausto era considerado comunista, porque era atacar al principal aliado de EEUU en la Guerra Fría (la República Federal Alemana) y a la vez recordar con quién se habían aliado para vencer a los nazis. Cuando la Guerra de los Seis Días, los medios judíos (del mundo) hablaron del miedo a una segunda Shoá, está vez a manos árabes, y de la peligrosa situación del Estado de Israel. Y empezó a aparecer con mayúsculas. Estaría bueno que alguien comprobara en archivos de la prensa comunitaria si lo que Finkelstein analiza para EEUU se aplica a la Argentina o no. Lo otro que dice Finkelstein es que después de la estrepitosa victoria en 6 días de los isralíes en esa guerra, los judíos yanquís empezaron a usar entre los poderosos yanquis la carta de "interlocutores naturales" entre Israel y EEUU, que antes no les interesaba usar. Hasta el '67, los EEUU preferían mantener distancia de Israel para no enojar a sus amigos árabes, y porque no parecía valer la pena. Se sabe que los primeros años del Estado de Israel, éste parecía estar más cerca de la URSS que de los otros.

5. Lo que a mí más me interesó, de todos modos, es lo que analiza en el capítulo 2, titulado "Embaucadores, mercachífles, y un poco de historia". Finkelstein (de ahora en adelante Finky) diferencia el acontecimiento, holocausto nazi, de su representación ideológica, Holocausto con mayúsucula. Y dice que los dogmas fundamentales que sustentan la estructura del Holocausto son dos:
(1) el Holocausto constituye un acontecimiento histórico categóricamente singular. (2) el Holocausto marca el clímax del eterno e irracional odio gentil a los judíos.
Me interesa en particular el tema de la singularidad del Holocauto, porque yo mismo me lo he preguntado (o me lo he creído, según la perspectiva). Algunas citas:
La anomalía del Holocausto es que su singularidad se considere absoluta. ¿Qué otro hecho histórico, cabría preguntar, se clasifica básicamente en función de su categórica singularidad? La estrategia utilizada es aislar los rasgos distintivos del Holocausto con objeto de situarlo en una categoría exclusiva. Lo que queda por esclarecer es por qué muchos de los rasgos que tiene en común con otros acontecimientos se consideran triviales en comparación con los que lo singularizan.
De afirmar que el Holocausto es algo único a aseverar que no se puede comprender racionalmente apenas hay un paso. Si el Holocausto carece de precedentes históricos, habrá que colocarlo por encima de la historia y no podrá ser explicado con la lógica histórica. De hecho, el Holocausto es único porque es inexplicable, y es inexplicable porque es único.
Los razonamientos a favor de la singularidad del Holocausto han llegado a constituir una especie de "terrorrismo intelectual" (Chaumont). Quienes ponen en práctica los procedimientos comparativos al uso en la investigación académica deben, como medida previa, hacer infinidad de advertencias para evitar que les acusen de "trivializar el Holocausto"
A esto último puedo agregar yo, o que los acusen de antisemitas. Con esto de los procedimientos comparativos se refiere a comparar el Holocausto con cualquier otro acontecimiento histórico-político-social. Hay comparaciones que efectivamente trivializan el Holocausto, y otras que no. Por lo general depende del contexto. Pero es fácil darse cuenta de cuándo sí y cuándo no se está trivializando, es sentido común, y lo que se hace bastante es acusar malintencionadamente, más por quién lo dice que por qué es lo que dice o por qué dice lo que dice. En el libro en una nota al pie hay un ejemplo con Fidel. Fidel dice que el capitalismo mata tanta gente cada año como lo que mató la Segunda Guerra Mundial, y que "no tenemos un Nuremberg que pueda juzgar el orden económico que se nos ha impuesto". Entonces Abraham Foxman, presidente de la Anti-Difamation League (aparece en la película Defamation), le responde que no es lo mismo. Evidentemente, no es lo mismo, pero es una analogía perfectamente factible, y me parece muy bien además. Una cita más sobre el tema de la singularidad:
...la singularidad del Holocausto es un "capital moral"; los judíos deben "reclamar su soberanía" sobre esta "valiosa propiedad".
Ahora unas citas sobre el dogma (2), porque me copé:
El dogma del Holocausto del eterno odio gentil ha valido tanto para justificar la necesidad de un Estado judío como para dar cuenta de la hostilidad dirigida contra Israel. El Estado judío es la única salvaguarda posible contra el próximo (e inevitable) estallido de antisemitismo homicida: y, a la inversa, el antisemitismo homicida está detrás de todo ataque e incluso detrás de toda maniobra defensiva en contra del Estado judío.
y
La cuestión no es, evidentemente, que el antisemitismo sea justificable, ni tampoco que haya que culpar a los judíos de los crímenes cometidos contra ellos, sino que el antisemitismo se desarrolla en un contexto histórico específico en el que existe un juego de intereses concomitante.


6. Por último, también está buena la posición que tiene Finky sobre los negacionistas del Holocausto (es decir, los que con argumentos pretendidamente cientificos o no, intentan negar la existencia del Holocausto, parcial o totalmente. Parcialmente, serían los que sugieren un número mucho menor de víctimas, por ejemplo. Totalmente, serían los que dicen que los campos de concentración y de exterminio eran simples campos de trabajo y que lo demás lo armaron los yanquis cuando llegaron para inculpar a los nazis). Lo que dice Finky es que los negacionistas son muy pocos, y no son una amenaza porque los lee poca gente, y que además lo absurdo de sus argumentaciones también los minimiza. Dice dos cosas también. Una es que:
No es difícil descubrir los intereses a los que obedece la propagación de la idea de que quienes niegan la existencia del Holocausto son una legión. En una sociedad saturada de Holocausto, ¿cómo se podría justificar la aparición de más museos, libros, planes de estudios, películas y programas dedicados a él si no fuera invocando el fantasma de la negación del Holocausto?
Y después cita a Raul Hilberg:
"Si estás personas quieren hablar, dejémosles que hablen. Es un acicate para aquellos que investigamos con objeto de analizar de nuevo lo que podríamos haber dado por sentado. Y eso nos resulta útil".
Bueno basta.

lunes, 21 de septiembre de 2009

El testigo, de Juan Villoro

1. Este libro me lo prestó Fabiola.

2. Es una novela de unas seiscientas páginas y tardé como un mes en leerla, en terminar de leerla. Ganó el premio Herralde en 2004, que es el que entrega Anagrama. En la contratapa un periodista dice que se trata de una Novela Total, o algo así. Algo onda "Nos hayamos ante una verdadera novela total", Marla Singer, New York Herlad Tribune. ¿Qué vendría a ser una novela total? Me causó un poco de intriga el concepto. Supongo que vendría a ser una novela que trate todos los temas tratables, o que se pueda decir eso de ella. Como la Biblia. En la biblioteca tengo un pibe que viene a sacar la Biblia y me dice (haciéndose el gracioso: lo fue la primera vez) "vengo a buscar esa novela de ciencia ficción..." o bien de fantasía, etcétera.
Es curioso el concepto ese, porque en alguna medida de cualquier novela podés decir que habla de cualquier cosa (estirándola mucho, obviamente), a diferencia de cuentos, o novelas cortas, u otros tipos de literatura (pienso en El baile de la judeonazi rusofrancesa, que tiene más de 100 páginas pero claramente se trata de dos o tres temas, no de todos); y sin embargo el concepto me sigue pareciendo que en algunos casos sirve. Podría decirse que lo son Rayuela, o Adán Buenosayres, o Los demonios. ¿Los detectives salvajes? Puede ser. ¿El pasado? no creo.

2 bis. Lo primero que me llamó la atención fue que escribe raro. En relación a lo que me esperaba. Justamente, por la tapa y la extensión y la editorial y el premio, me esperaba algo como la novela del hermano posero de Gastón Pauls. Tiene puntos de contacto, pero nada que ver. Termina casi cada párrafo con este formato: "Algo les quedó de aquellos acostones con horario fijo, tan de hospital, tan de sexo de investigación". No sabría muy bien definir bien qué es. Como que se excede un toque con el recurso de la comparación. El comparatista. Ja. Igualmente, escribe muuy bien, demuestra una capacidad envidiable de plantear imágenes verosímiles e interesantes, en un lenguaje como el que acabamos de ver: cansa que lo haga todo el tiempo, pero lo hace bien, oh yes.

3. Se trata de Julio Valdivieso, un académico mexicano (especialista en López Velarde, un poeta mexicano que ¡TODO EL TIEMPO PENSÉ QUE ERA INVENTADO Y ACABO DE DESCUBRIR QUE NO!: me cambia un poco la perspectiva. Está bien. No podía ser que Villoro hubiera inventado también los poemas de Velarde). Valdivieso estuvo fuera de su país por veinticuatro años y decide volver cuando el PRI pierde el gobierno por primera vez. Apenas llegar, se reencuentra con el Vikingo, un amigo de juventud que le propone un trabajo: ayudarlo a hacer una telenovela (mexicana) que se ubique en el contexto de la Guerra Cristera (1926-29). En lo sucesivo, Valdivieso vive innumerables reencuentros con personas que no recordaba o que le cuentan cosas que había olvidado, y que se van enmarañando en una sola pero múltiple trama (en un punto son demasiados: me costó recordar quién es quién, cuando todos se llaman como mexicanos es casi tan dificil como cuando todos se llaman Nicolai Nocolaievich) con narcos, curas, escritores, policías, drogadictos, millonarios, paranóicos, suicidas, primos que se dan y niñas que juegan en albercas.

4. Es bastante disfrutable, en fin. La cargué en la mochila gustosamente un mes a pesar de lo que pesa. Y, no es mi caso, pero es pasible de ser el libro favorito de alguien (porque vamos, esa característica no la tiene cualquier libro).



Estoy leyendo muchos libros a la vez. Próximamente, en Resistirse es Futil, un canal, toda la moda.

lunes, 31 de agosto de 2009

Casa de muñecas, de Henrik Ibsen

1. lknzsdjklscvnm,xnv m,cxn vmcx,nesklñdfsdilkjflkdvn ,.czxfweoiñsklfjidsklhncvxmc, vnasejklñdfhsdjkbvc lkjl lñksdjf ldkld´ñasdr0ìewrpowiporoñl ewñlkfdlñskfpòroñewlfjklg´fjdsklufpodiuvplrkweñlrklñe´eoidrñlsdxkfdñk´f´leñrlñ erkpofidopfipodxigpo kewflñkflñdkf kofñldsifpèworp kjospìasropewm jklñew´krp espurpoieufj. Y además está buenísimo el último acto.

Salón de belleza, de Mario Bellatín

1. Fui a la Feria del Libro Independiente (FLIA) y pasé por el stand de Eloísa Cartonera. Una chica muy buena en su trabajo me vendió seis libros cuando yo en principio estaba interesado en uno solo. Entre todos esos, uno de los que menos tenía idea y más me estaba comprando para llegar a los seis (y así aprovechar una promotion) fue Salón de belleza, de Mario Bellatín. Una semana después estaba comiendo agnolotis (parece el nombre de una enfermedad) en un restaurant. Mientras me sentaba había agarrado el pedazo cacoso de New York Times que viene con el diario ese que gusta de usar adjetivo "ultrakirchnerista" para calificar a la gente, y le había comentado a alguien lo mucho que lo detestaba, al NWTimes, en este caso. Después encontré la traducción de esta nota.

2. Salón de belleza es un cuento, ni en pedo califica como novela corta porque es demasiado corta. Se trata de un hombre que se viste de mujer y regentea un ex salón de belleza devenido en "Moridero" desde que una peste asola la ciudad. El travesaño acepta a aquellos que van a morir indefectiblemente para que no lo hagan en la calle. Lo interesante del cuento es que los agonizantes son objetos en el relato, algo así como escenografía: pasan cosas en relación con ellos, pero como pasan con un tesoro oculto o con una caja de fotos ("¡Rímini sos un hijo de puta tuviste un hijo sin mí!"). El único personaje en realidad es el travolta.

3. Mucho más interesante, para quien no leyó la nota que está en inglés: Mario Bellatín tiene un solo brazo. El otro lo reemplaza por unas prótesis de las cuales tiene doce, y algunas son las que se ven a continuación, y fuera de programa.







Y el increíble consolador biónico:

jueves, 27 de agosto de 2009

El Campito, de Juan Diego Incardona

1. Del autor de Villa Celina, este libro que me parece que todavía no salió o acaba de salir, que le compre al autor mismo en la FLIA después de que me la vendiera como si se le fuera en ello la credibilidad. Según me chamuyó, me compré su copia, la que le dio la editorial; así que si no salió y yo me compré su copia, podría fantasear con que soy el único que lo leyó y el primero en expresar su opinión... uuuh, qué responsabilidad.

2. Toda esta responsabilidad y yo lo único que voy a decir es esto: Me parece que tengo que leer Megafón o la guerra y El banquete de Severo Arcángelo antes de opinar.

viernes, 21 de agosto de 2009

Pija, birra, faso - Ioshua

1. Desde que empecé con este blog hasta la fecha hubieron varios libros que excluí de comentar, que son los de poesía, porque qué se yo, no sé opinar de poesía. Me suena siempre bastante a las etiquetas que intentan describen los vinos, que son una garcha. PERO, quiero decirles a todos mis amados lectores con gonorrea que Ioshua es un capo y que este librito es excelente. Muuy bueno. Comprenlón, leanlón. Durante los dos días de la FLIA pasó gente por el escenario pero todo era ruido de fondo, excepto cuando subió Ioshua y leyó unas poesías cabezas y homosexuales de este librito, con música trance al palo y el borracho de saco y camisa hawaiana que estaba en la FLIA gritando como un poseso después de cada deposición. Muy en cuenta.

martes, 18 de agosto de 2009

La guerra de los gimnasios, de César Aira

1. A César Aira todo el mundo lo quiere mucho, en las revistitas culturales y medios especializados por lo menos (lo cierto es que no lo conoce nadie, salvo los "especializados"), y yo no sé por qué. El otro día leí la nota de Fogwil sobre Fogwil en la Ñ (o tal vez la entrevista a Fogwil en no me acuerdo qué otra sección de Clarín dos días después, o en la nota del suplemento de cultura de La Nación... o algún otro de los operativos de publicidad que el mismo Fogwil criticaba en una de estas notas diciendo que hay suplementos culturales que parecen pasquines de editoriales, sin hacerse cargo). La cuestión es que Fogwil decía que no hay escritores (se entiende, buenos escritores) que salgan de Puán, salvo los que nunca más lo pisan, y ponía como ejemplo de éstos últimos a César Aira (y de los primeros a Link, a quien calificaba de señora de letras). ¿Por qué Fogwil que es más hijo de puta que la mierda piensa que Aira es un buen escritor? (son amigos de algo, ¿no?)

2. Aira reconoce que escribe finales de mierda, todos descuajeringados, porque no sabe escribir finales, porque a la mitad de lo que está escribiendo se aburre y quiere empezar otra cosa y entonces lo termina de cualquier manera para olvidarse del asunto y poder empezar otra novela u otro cuento. Por alguna extraña razón leí bastantes libros del tipo este (enumero: el primero fue el del pequeño monje budista, después leí Cómo me hice monja, La costurera y el viento, El cerebro musical, este de La guerra de los gimnasios y no me acuerdo si alguno más) y digo extraña porque putié con los finales en todos los casos, aunque es cierto que en progresivo descenso: putié mucho más con el primero y el segundo que leí que con los siguientes, cuando ya me esperaba eso. Y el de El cerebro musical me gustó y todo. Para quien nunca leyó a Aira explico brevemente: Empieza la historia, la plantea, aparece rápidamente un elemento absurdo o sobrenatural, después la historia se sostiene, avanza, hay un misterio desde el principio que a lo lost se va haciendo más misterioso... y de pronto, termina. Como ese capítulo de los Simpson cuando Krusty está en la clandestinidad o algo así y entonces pasa una cinta vieja y ucraniana, y el dibujito es incoherente y super bizarro (Internet es lo más -> http://www.youtube.com/watch?v=YIZ4nAprSSE).

3. Aira me cae mal. Se hace el capo diciendo cosas como que Rayuela es para quinceañeras. Y encima se cree el anti-Borges... por favor, que ínfulas. Pero es entretenido. Fin.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Ubu Rey, de Alfred Jarry




1. Es una obra de teatro, de 1896. Mientras la leí pensé todo el tiempo que era una obra de títeres, pero después me enteré que no, aunque hubo versiones de títeres. Parece ser que es un precursor del Teatro del Absurdo onda Ionesco y del movimiento surrealista todo. Jarry era un francés que murió a los 34. De adolescente quedó huérfano y heredó una módica fortuna que le permitió vivir con holgura y ser lo que en ese tiempo se consideraba un excéntrico. Por ejemplo, andaba por París con una pistola en el cinto, arma que a su muerte adquirió un joven Pablo Picasso, admirador suyo. Las obras demás eran exitosas así que siguió ganando guita y todo eso, el éxito y la guita, lo llevaron a el sexo, las drogas, el rock and roll y morir a los 34, pasándose uno. También inventó la patafísica, la pseudociencia que plantea todo como casualidad y evento único, y que tanto le gustaba a Julio Cortázar.

2. Ubu Rey se trata de que padre Ubu y madre Ubu deciden derrocar al rey de Polonia, y lo hacen y después se vuelven extremadamente ambiciosos y finalmente fracasan. Dicen muchas malas palabras, como por ejemplo "mierdra" ("merdre en el original) y los públicos de la época se escandalizaban y hacían barullo. Es divertida. Hay dos obras más con los Ubu, Ubu Cornudo y Ubu Encadenado, que ya leeré.




miércoles, 5 de agosto de 2009

La mano izquierda de la oscuridad, de Ursula K. Le Guin

1. Ursula K. es una viejita toda arrugada que ya tiene ochenta años y se parece un poco a María Elena Walsh salvo por lo travesti. En realidad no se parece a María Elena, ahora que las veo en fotos. Ursula se parece como un toque a Gohan. En fin.

2. La mano izquierda de la oscuridad, de 1969, es un libro de ciencia ficción que se inscribe dentro del mundo Haini de la autora. La mina escribió novelas y cuentos en dos marcos diferentes: por un lado, las de ciencia ficción suceden en un universo donde existe una liga de planetas, los Ecumenes, que tiene sólo fines comerciales y culturales (el Ecumen no impone leyes) y que van adentrándose en nuevos planetas a medida que éstos llegan al punto adecuado para el first contact; esos son lo de los Haini. Por el otro, los fantásticos son del mundo de Terramar, que es por la saga por la que se hizo más famosa me parece, con magos y toda la huevada. No los leí aún. Tienen mucha aceptación entre los niños de la escuela donde trabajo. Hay una adaptación ponja del mundo de Terramar (Earthsea en inglés) y una para TV yanqui del 2004. Pero ta, todavía no leí Terramar, aunque ya escribí una reseña: http://campus.almagro.ort.edu.ar/biblioteca/noticia/8603/historias-de-terramar

3. Volviendo a La mano izquierda de la oscuridad: Genly Ai es un funcionario Ecumen nacido en la Tierra, que ha llegado al planeta Geden (o Invierno) él solo para convencer a sus habitantes de que se unan al Ecumen. Geden está dividido en países y naciones, y Genly Ai lo intenta primero en uno (Karhide), que está en conflicto territorial con otro, Orgoreyn. Los gedenianos no tienen naves espaciales, ni siquiera aviones u otro transporte aéreo, y como en su planeta ni siquiera hay pájaros no tienen una palabra para volar. Además, los gedenianos tienen otra característica particular: durante la mayoría del tiempo, 27 de cada 30 días, no tienen sexualidad. Los restantes dos o tres días del mes, entran en kemer, una especie de celo o estro. Mientras no están en kemer, los gedenianos no son ni machos ni hembras; el único momento en que tienen un sexo es en el encuentro sexual con otro gedeniano. Las hormonas de un gedeniano responden a las del otro y arbitrariamente (fisiológicamente) uno asume el rol del macho (se le agranda un pito antes insinuado) condicionando al otro a tomar el de hembra (se les dilata la cachufletita, etc) o viceversa. Como Ursula es muy capa, lo que importa del asunto es tratar de pensar una sociedad que no esté basada en la dualidad femenino/masculino. Acá no exite. Macho y hembra, que existen por el período que existen, no tienen ninguna concordancia cultural, porque todos son las "dos" cosas y por ende esas "dos" cosas pasan a ser una sola. La idea está buenísima. El tabú del incesto cambia totalmente. Las formas de la herencia, de la paternidad. Y como Ursula es muy capa (y feminista), hace con la ciencia ficción lo que todo buen libro debe hacer que es pensar al humano desde el qué pasaría si.

4. Genly Ai se las va a ver complicadas para convencer a los karhideros (y después a otros) de que él es quien dice ser y de que existen mundos fuera del mundo y de que el Ecumen no es un imperio que pretende dominarlos. El otro personaje importante de la novela es Derem Har rem ir Estraven, el primer ministro de Karhide (que es una monarquía): prestenle atención. Yo fui fan. La novela presenta otra virtud más, que es la de ir cambiando de narradores y de registro, aunque Genly sea el protagonista la mayoría del tiempo. Hay capítulos que son cuentos tradicionales de Karhide, o salmos religiosos, o extractos de diarios, o informes para el Ecumen hechos por los investigadores ecumenes anteriores a Genly Ai en Geden. Y ADEMÁS, por el mismo precio, más o menos a la mitad el relato toma un nuevo cariz y hay tres o cuatro capítulos en los que quedan de lado la mayoría de los ornamentos y los personajes viven una travesía física y psicológicamente zarpada, que yo leí en un viaje en tren de Ramos a Once, terminando el 40 por ciento del libro en una hora ponganlé.

5. Es genial. Ah, sí, ganó premios también: el Nébula y el Hugo, uno del '69 y otro del '70. No sé si hay ediciones nuevas, supongo que sí, españolas seguro. Yo no lo tengo, me lo prestaron, pero si lo encuentran en algún lado léanlo. Chau chau.

jueves, 23 de julio de 2009

American Psycho, de Bret Easton Ellis

1. Así como terminé Menos que cero, agarré American Psycho del anaquel de la biblioteca en el que lo veo desde el primer día. Claro que antes de Menos que cero yo tenía una idea sobre American Psycho creada por la película del mismo nombre del año 2000, que me había parecido malísima en su momento. (Ahora sospecho que no debo haber entendido un carajo). Creo que desde Bukowski que no hacía eso, tener ganas de leer uno atrás del otro.

2. American Psycho es un libro muy largo y muy denso, al punto que en un momento de su lectura decidí que era una mierda, y al punto también de que tardé un mes en leerlo, mucho más de lo acostumbrado. Nevertheless (?), no es una mierda, ni ahí. Denso sí es. Es casi una permanente descripción densa de cosas y de marcas: ropa, electrodomésticos, muebles, principalmente.
Una cosa que me parece muy mal de la novela es el título. Si no se llamara así, hasta bien entrada la novela no sabrías de qué va. Los rasgos psicóticos de Bateman aparecen, pero muy bien deslizados en las situaciones, dentro de la marabunta de cosas que se dicen y que por fuerza de repetición se vacían. Si existe la remota posibilidad de que alguien no sepa nada de nada de qué se trata American Psycho, tenga estómago y le gusten las marcas de ropa, le recomiendo que deje de leer esto acá y me pida el libro prestado, porque ahora entramos en SPOILER ALERT.

3. En serio, lean lo que sigue sólo si ya saben de qué se trata el libro

...

¿ya se fueron?

...

Bien.
Patrick Bateman es un asesino serial que hace unas cosas de chanchas... súper chanchas. Un asco. Muy repulsivo. La descripción densa que conforma todo el libraco y que la mayor parte del tiempo se aplica a los trajes Armani o las sofisticadísimas lectoras de CD (y bueno; es que fue publicada en el '92, en los very early noventas: hablando del asunto, eso le suma mucha onda porque por los noventas son los nuevos ochentas...*) de pronto se utiliza para una situación horrible en la que Bateman le saca un ojo a un linyera con un cuchillo, por contar una de las menos horribles. Hay escenas muy REVULSIVAS, un montón de necrofilia entre otras cosas. Asco, guácala, Bret Easton tenés la cabeza llena de mierda. Muy creativa su mierda por cierto. American Psycho es una novela claramente muy planificada, muy investigada. Nada está ahí porque sí, aunque a lo mejor hay cosas de más, partes que me podría haber ahorrado de leer. De hecho hay tres capítulos que se llaman Whitney Houston, una banda y otra banda, que son pura y exclusivamente la historia de esas bandas a lo largo de los discos, con análisis de las canciones detallados y blablabla, que supuestamente son, como el resto de los capítulos, opiniones expresadas por Bateman, aunque no deben diferir mucho de las de Ellis. Ba, no sé. A lo mejor a Ellis no le gustan esas bandas, pero puede ser. El primero lo leí entero. El segundo lo leí hasta la mitad y después en diagonal, para ver si había algo sobre la trama que no perderse. El tercero que apareció lo saltié directamente. Está claro que tiene un sentido que esos capítulos aparezcan en la novela, que aparezcan donde aparecen, no es una decisión caprichosa; pero son un embole. No los lean, salteenlos, son malísimos. Pero ta, es una de las pocas cosas que no me gustaron.

4. Cuando Ellis escribió esta novela ya era famoso. Hasta ya había una película basada en su primer libro. Este es su tercero. Después siguió escribiendo y hay tres o cuatro más para que alguien me regale si quiere. Cuestión que mientras Menos que cero es la novela de un re capo escritor de 20 años, American Psycho es la novela de un treintañero que se tiene que mantener a la altura de las circunstancias. Cumple con eso: el libro fue polémico, fue de culto, fue best seller, estuvo prohibido en algunos países y se vendía embolsado en otros, los dos epígrafes seleccionados están perfectos, la primera y la última frases del libro son relativas (la primera es de la Divina Comedia y la última me hizo acordar, por un lado al "desaparezca aquí" de Menos que cero y por el otro a "'muera el perro', dijo el 18" de Rayuela), la crítica social y el retrato del yuppie de Wall Street están re bien y todo eso. Me lo imagino a Ellis haciendo un cuadro sinóptico en un pizarrón: a ese nivel. De la parte así planeada mi cosa favorita es eso de que nadie sabe quién es nadie nunca (literalmente, los personajes se llaman distinto según con quién hablen porque nadie corrige a nadie cuando lo confunden con otro). Pero lo que más me gustó está en otro lado. En varios momentos me sentí identificado con Bateman. Eso en realidad es de la parte planeada, si la novela está en primera persona todo el tiempo. Pero me sentí identificado de la misma forma que me pasó con algunos personajes en Neon Genesis Evangelion (remember la teoría del erizo) o con Pink en The Wall. No sé si me explico. Me refiero a una forma más recóndita de identificarse, más construida pero más elegida también y para uno mismo, no una imagen exterior, una idea. Justamente, una idea tan para uno mismo que no se puede terminar de explicar a otro. Bueno, esa forma inexplicable de entenderse a veces a uno mismo me hizo sentirme identificado con Patrick Bateman.

5. Me muero por hablar del final así que si alguien lee el libro o ya lo leyó, mándeme un mail o algo.



* Mi teoría sobre las décadas. Las décadas se ponen de moda en intervalos alternados: En los noventa (fines) están de moda los setenta (la falsa moda hippie) y esta moda se extiende hasta principios de la década del 2000 (¿los dosmiles? ¿los ceros? ¿las unidades?). En la década del 2000, se ponen de moda los ochenta, claramente. Hay varios ejemplos en la televisión. Y ahora, fines de la década (sí, en dos años estamos en otra década problemática de nombrar: ¿los diéces?), están de moda los noventas. Hace como un año o dos ya que se consolidó la moda. Diganme si los flogger no son un revival noventoso en cuanto a ropa. En fin, habrá que profundizar la discusión teórica en torno a este importantísimo y controversial tópico.

lunes, 20 de julio de 2009

Tengo miedo torero, de Pedro Lemebel

1. Yo venía leyendo American Psycho, ya estaba tardando mucho en llegar al final y me estaba pudriendo. Un día le pedí a Daro que me preste este libro, y el mismo día lo empecé en un bondi; cuando llegué a mi casa ya había leído 60 páginas. En tres días más lo terminé.

2. Tengo miedo torero es mi primer libro chileno si no contamos a Antonio Skarmeta y su obra de oximorónico título, que puede ser que lo haya leido para la escuela. Lo primero con lo que uno se encuentra es con un mar de a priori incomprensible lunfardo chileno, casi todas las palabras pareciera, pero rápidamente uno se puede dar cuenta que de todas esas palabras incomprensibles, un cincuenta por ciento han de ser inventadas o compuestas por el autor. De todas maneras, ya a las tres páginas uno empieza a decodificar solo y, como dije, se lee rapididísimo.

3. Tengo miedo torero se centra en la Loca del Frente y en su nueva casa, que ella (o él, indistintamente) accede a prestar como refugio y depósito de material ilegal a Carlos, el joven y fachero (y bastante queer: en realidad, todos los chilenos parecen queer en este libro) integrante de un movimiento revolucionario opuesto al régimen pinochetista en 1986. Una de las cosas más grandiosas del libro es que por momentos, el foco deja al cuasi travesti protagonista y se centra en el propio dictador, o mejor aún, en su insoportable mujer que le come la cabeza.

4. Es muy excelente. Leanlon. En el siguiente enlace, un coso que escribió Pedro y me pasó Daro. http://www.taringa.net/posts/arte/1024187/El-Manifiesto-de-Pedro-Lemebel-(Hablo-por-mi-diferencia).html

miércoles, 24 de junio de 2009

Menos que cero, de Bret Easton Ellis

1. No sé qué esperaba cuando me compré este libro. Esperaba sexo drogas y rock&roll, pero no esto. Menos que cero es un libro que parece superficial y uno lo lee tranca, interesado en que los personajes cojan, y de pronto te encontrás comprometido en una situación heavy. No es que no lo preavisara la contratapa: lo que pasa es que Menos que cero funciona de alguna manera como un espiral descendente. Un libro que empieza bastante lento y plácido (con merca y sexo ambiguo, pero tranca) y se va acelerando hasta que al final ya es un total y muy perturbador quilombo.

2. Es perturbadora, en serio. Bueno, por lo menos para mí. Lo terminé de leer durante un práctico de la facu de esos que no da lo aburridos que son: no es el libro más adecuado para leer en esa situación. A mí me descolocó totalmente. Tampoco es para antes de irse a dormir... En realidad no sé si en alguna situación no sería perturbador.

3. Bret Easton Ellis (cuyo nombre no logro aprenderme bien) escribió esta novela a los veinte y la publicó a los veintiuno, vendió 50.000 copias y se hizo millonario. Hijo de puta.

4. Me gustó mucho el uso que en la novela se hace de la memoria que Clay (el protagonista) tiene, de un pasado feliz y familiar. Está muy buena. Fin.

5. ¡Ah, pará! Se trata de un chico que está en New Hampshire estudiando en el Junior College y vuelve a su Los Ángeles querido por las vacaciones, donde se reencuentra con amigos de la secundaria, ex novias, dealers, sus padres, un montón de nombres y la gente más frivola, vacía y rubia de los EEUU de América de Reagan. Maneja un re coche descapotable y escucha música new wave y toma merca, fuma porro, coje con chicos y chicas y va a muchas, muchas, muchas fiestas y también a tomar vino blanco a lugares y casi siempre la pasa mal. A la larga o a la corta, la cosa se va poniendo pesuti en su ambiente y en su cabeza.
Ahora sí fin.

viernes, 12 de junio de 2009

The Nimrod flipout, de Etgar Keret

1. ¡AAAA UUUU EEEEE UOUOUOUO!

2. Etgar Keret nació en Israel en el '67 y sacó su primer libro en el '92. Escribe cuentos cortos o microcuentos, aunque también guiones de cómics, de televisión y de cine y sacó una novela. La edición de su obra es un quilombo, porque en cada idioma hicieron compilaciones diferentes de los cuentos que están en sus libros originales en hebreo. Este que leí yo ahora por ejemplo es una compilación y no la traducción de uno tal cual. El otro que leí, La chica sobre la nevera y otros relatos (en castellano, de Ed. Siruela), lo mismo.

3. Soy fan de Etgar Keret, me parece realmente muy bueno. Carver meets los cuentos más extraños de Bukowski (como el del hermano que se materializa mientras se coge a la mina, o el del hijo de satanás, todos los fantásticos, bah) y todo bien israelí post sionista y post judío. Es, por otra parte, el único escritor israelí que leí, así que les debo la comparación.



4. Traduje, de aburrido y gracias a la beca ORT, tres de los cuentos de The Nimrod flipout del inglés al castellano, o sea que no sé qué tan lejos quedaron de los originales en hibrit, pero me parece que quedaron bien. Agrego además uno que no está en este libro, traducido por alguien más y que me encontré en Internet. Este libro, The Nimrod flipout, se puede conseguir prestado en la flamante biblioteca Agustín Jais del Club Cultural Matienzo (Matienzo 2424, esq. Cabildo) (http://clubculturalmatienzo.blogspot.com/)





Traducidos del inglés por Alejandro Schonfeld:

Disfuncción

Ccreo que mi ccomputadora se ccagó. En realidad, no ccreo que sea la ccomputadora en sí: el tecclado nomás. La ccompré no hacce muccho, usada, de los cclasificcados. El tipo que me la vendió era raro. Abrió la puerta vestido con un vestido de seda y un sombrero de fieltro, ccomo una puta con cclase de una pelíccula de ccine-arte en blancco y negro. Me preparó un té, con menta que ccultivaba en el alfeizer de la ventana. "La ccomputadora es una ganga," dijo. "No te vas a arrepentir". Así que le di ccinco mil, y ahora me arrepiento. El aviso deccía que estaban vendiendo todo porque se iban a haccer un viaje largo, pero el tipo del sombrero me ccontó la verdadera razón: se estaba por morir de un momento a otro, y eso no es algo que uno esccribe en un aviso, y menos si pretende que alguien venga. "La verdad es" dijo, "que la muerte es ccomo un viaje, así que el aviso no era falso". Mientras lo deccía, tenía una voz vibrante, optimista, como si por un segundo hubiera visto la muerte ccomo un viaje divertido a un lugar nuevo, y no simplemente una osccuridad buena para nada que te respira en la nucca. "¿Viene con garantía?" pregunté, y él se río. Yo lo deccía en serio, pero ccuando se río, me sentí un pocco raro así que hicce de ccuenta que estaba hacciendo un cchiste.






Mugre

Digamos que yo estoy muerto, o que abrí un laverrap de autoservicio, el primero de Israel. Alquilé un local chico, un poco ruinoso, del lado sur, y pinté todo de azul. Al principio, hay solamente cuatro máquinas y un dispenser especial que vende muestras de jabón. Después pongo una tele y hasta un pinball. O sino estoy en el piso del baño con un tiro en la cabeza. Mi padre me encuentra. Al principio, no se da cuenta de la sangre. Piensa que estoy medio dormido o que estoy haciéndole una joda. Sólo cuando me toca la nuca y siente algo caliente y pegajoso chorreándole por el dedo hasta el brazo descubre que algo está mal. La gente que viene a hacer sus lavados en un laverrap de autoservicio es gente solitaria. No hace falta ser un genio para darse cuenta de eso. Por eso es que siempre trato de crear una atmósfera en el laverrap que haga que la gente se sienta menos sola. Muchas teles. Dispensers que digan gracias con voz humana por comprarle las muestras, fotos de marchas multitudinarias en las paredes. Las mesas para doblar la ropa limpia están puestas como para que mucha gente tenga que usarlas al mismo tiempo. No porque sea amarrete, es a propósito. Muchas parejas se conocen en mi local gracias a esas mesas. Gentes que solían estar solas y ahora tienen a alguien, tal vez más de uno, que yace junto a ellos de noche, los empuja mientras duermen. Lo primero que hace mi padre es lavarse las manos. Sólo después llama a una ambulancia. Ese lavado de manos le va a costar caro. No se lo va a perdonar hasta el día de su muerte. Incluso le va a dar vergüenza decírselo a alguien. Cómo su hijo yace ahí al lado suyo, muriéndose, y él, en lugar de sentir aflicción o compasión o miedo, o algo, todo lo que logra sentir es repulsión. Ese laverrap se va a convertir en una cadena. Un cadena que va a ser grande, especialmente en Tel Aviv, pero también le va a ir bien en los suburbios. La lógica detrás de su éxito va a ser simple: donde sea que haya gente solitaria y ropa sucia, siempre van a venir a mí. Después de la muerte de mi madre, hasta mi papá va a venir a una de las sucursales a lavar su ropa. Nunca va a conocer una mujer o hacer un amigo ahí, pero la posibilidad de que suceda lo va a conducir hasta ahí cada vez, le va a dar una pequeña tajada de esperanza.






Mero

Desde que volví a Israel, todo se ve diferente. Hediondo, triste, tonto. Ahora hasta esos almuerzos con Ari que solían iluminarme el día son un bajón. Él se va a casar con esa Nessia suya; hoy me va a sorprender con la noticia. Y yo, por supuesto, me voy a sorprender, como si Ofer el buchón no me hubiera dicho el secreto hace cuatro días. Él ama a Nessia, dirá, y me mirará a los ojos. "Esta vez," dirá con su profunda y convincente voz, "esta vez es en serio."
Arreglamos para encontrarnos en un restorán de pescado en la playa. La economía está en recesión ahora, y el precio de los platos del día es un chiste, cualquier cosa por atraer gente hasta la puerta del local. Ari dice que la recesión es buena para nosotros, porque nosotros -aunque todavía no nos hayamos dado cuenta- somos ricos. La recesión, explica Ari, es dura con los pobres. Dura no es la palabra -es asesina. Pero, ¿con los ricos? Es como tener puntos de viajero frencuente extras. Podés mejorar todas las cosas que solías hacer, y gratis. Y así nomás, el Johnnie Walker pasa de Etiqueta Roja a Etiqueta Negra, y las promociones por viajes de cuatro días pasan a ser de una semana, lo que sea por atraer gente hasta la puerta del local. Para lograr que traigan sus culos hasta la puta puerta del local. "Odio este país," le digo mientras esperamos nuestros menúes. "Me iría para siempre sino fuera por los negocios." "No jodas" dice Ari, poniendo sus pies con sandalias en la silla de al lado. "¿Dónde más en el mundo podés encontrar playas como esta?"
"En Francia," le digo, "en Tailandia, en Brasil, en Australia, en el Caribe..."
"OK, OK, entonces andate," me interrumpe con orgullo. "¡Terminá tu comida, tomate tu café y andate!"
"Dije" me tenso, "que me iría sino fuera por los negocios..."
"¡Los negocios!" Ari exclama riendo. "Los negocios," dice, y le hace una seña a la moza por los menúes.
La moza se acerca a contarnos cuáles son los especiales del día, y Ari la mira con la mirada desinteresada de quien está enamorado de otra chica. "Y para el plato principal," dice ella, con una sonrisa natural e irresistible, "tenemos rebanadas de atún rojo en manteca y pimienta, mero en una cama de tofu con salsa teriyaki, y pez parlante con limón y sal." "Yo te pido el mero," dice Ari rápidamente. "¿Qué es pez parlante?" pregunto. "Es pez parlante servido crudo. Está ligeramente salteado, pero no condimentado..." "¿Y habla?" la interrumpo. "Yo recomiendo ampliamente el mero," la moza continúa luego de inclinar la cabeza. "Nunca probé el parlante".
Tan pronto como empezamos a comer, Ari me dijo lo de casarse con Nessia, o NASDAQ, como le gusta llamarla. Inventó el nombre cuando el NASDAQ todavía estaba subiendo y nunca se molestó en actualizarlo. "Felicitaciones," dije. "Me alegro mucho." "Yo también," dijo Ari, despatarrándose un poco en su asiento. "Yo también. Tenemos una vida bastante buena, ¿no? Yo y NASDAQ, vos... solo, temporareamente. Una botella de vino blanco, aire acondicionado, el mar."
El pescado llegó quince minutos después. El mero, según Ari, estaba increible. El pez parlante... se mantuvo callado. "Así que no habla," Ari hablaba irritado, "¿y qué? Mierda, no hagas una escena. Lo digo en serio, no tengo paciencia." Y cuando vio que todavía estaba haciéndole señas a la moza, sugirió, "Probalo; si no está bueno, lo devolvés. Pero al menos probalo primero." La moza se acercó con la misma irresistible sonrisa de antes. "El pescado..." le dije. "¿Sí?" preguntó ella, estirando su ya de por sí largo cuello. "No habla." La moza soltó una pequeña y graciosa risa y rápidamente explicó: "El plato se llama pez parlante como una indicación del tipo de pez que es, que en este caso, es del tipo que puede hablar, pero el hecho de que pueda hablar no significa que vaya a hacerlo en un momento dado." "No entiendo..." empecé. "Qué hay que entender," dijo la moza en un tono de voz condescendiente. "Esto es un restaurante, no un karaoke. Pero si no te gusta, estaré encantada de traerte alguna otra cosa. ¿Sabés qué? Estaré encantada de traerte otra cosa de todas formas." "No quiero otra cosa," insistí inútilmente. "Quiero que hable." "Está bien" cortó Ari. "No hace falta que traigas nada más. Todo está perfecto." La moza disparó una tercera sonrisa idéntica y se alejó. Y Ari dijo, "Chabón, me voy a casar. ¿Entendés? Me voy a casar con el amor de mi vida. Y esta vez..." dejó caer una pausa de dos segundos, "esta vez es en serio. Este almuerzo es para festejar, así que dejate de joder y comé conmigo. Sin hacer tanto problema por el pescado y sin estar quejándote del país. Simplemente sé feliz conmigo, sé feliz con tu amigo, ¿OK?" "Yo soy feliz," dije, "de verdad." "Entonces comete ese pescado feo de una vez," me rogó. "No," dije, y rápidamente me corregí. "Todavía no." "Ahora, ahora" Arí me apuró, "ahora, antes de que se enfríe, o devolvelo. Pero no puedo quedarme acá sentado y mirar. El pescado en la mesa y vos sin hablar...""No se está enfriando," lo corregí. "Está crudo. Y no tengo que quedarme callado, podemos hablar..." "Ok," dijo Ari, "ya fue," y se paró enojado, "Perdí el apetito de todos modos." Sacó su billetera, pero lo detuve. "Dejame invitar a mí," dije sin levantarme, "en honor de tu boda." "Andate a la mierda," Ari espetó, pero guardó la billetera. "¿Por qué trato siquiera de explicarte a vos el amor? Puto. ¿Dije puto? Ni siquiera sos puto, sos asexual..." "Ari..." traté de interrumpirlo. "Incluso ahora" dijo Ari sacudiendo un dedo en el aire, "inlusive ahora sé que más tarde voy a lamentar haber dicho eso. Pero lamentarlo no va a hacer que sea menos cierto." "Mazel tov," dije, tratando de darle una de las sonrisas naturales de la moza, y a cambio recibí un medio a-quién-le-importa, medio adiós con la mano, y se fue.
"¿Todo está bien?" me preguntó la moza de lejos con una pantomima. Asentí con la cabeza. "¿Tu cuenta?" continuó con su pantomima. Sacudí la cabeza. Miré el mar por la ventana; se veía un poco lóbrego pero muy poderoso. Bajé la mirada al pescado, yaciendo sobre su estómago con los ojos cerrados, el cuerpo ascendiendo y descendiendo como si estuviera respirando. Yo no sabía si este era el sector fumadores, pero encendí de todos modos uno de esos satisfactorios cigarrillos "post-algo". No estaba enojado realmente. Era agradable estar acá, mirar por la ventana - aunque lamentable que hubiera vidrio y aire acondicionado en lugar de una brisa. Podría quedarme así sentado mirando el mar durante horas. "Largate," me susurró el pescado sin abrir los ojos. "Tomate un taxi al aeropuerto y subite al primer avión que salga, no importa a dónde." "Pero no puedo irme así como así," expliqué en una voz lenta y clara. "Tengo compromisos acá, negocios." El pescado se volvió a callar y yo también. Casi un minuto después, agregó, "No importa, olvidalo. Estoy deprimido."
No pusieron el pescado en la cuenta. En vez, me ofrecieron postre, y cuando dije no, simplemente sustrajeron vienticinco shekels. "Lo lamento..." dijo la moza, y rápidamente explicó. "Lamento que no lo haya disfrutado." Y un segundo más tarde, especificó, "El pescado." "No, no," protesté, marcando en el celular el número de un taxi. "El pescado estaba bueno. En serio, tienen un muy lindo lugar acá."






y traducido por otra persona (Sebastián Kleiman para bamah.org)

La chomba decente

Tengo una chomba de manga corta en el ropero, y un nuevo cumpleaños el próximo 20 de agosto, cinco días después de la desconexión israelí de Gaza. Para serles sinceros, tengo más de una chomba de manga corta, pero la naranja es la única que no tiene manchas y está en condiciones de ser usada en eventos tales como la firma de ejemplares en una librería, la asistencia a un magazín televisivo o, incluso, en el bar-mitzvá de algún primo.
“La chomba decente”. Así la llama mi mamá para distinguirla del resto de mis chombas –en mal estado, raídas, impresentables- parapetadas en el armario. Pero en tiempos como los que corren, tiempos de amargos conflictos y confusiones aquí, en Israel, cuando los colonos y sus seguidores se han apropiado ya del color naranja y lo han tomado para sí como símbolo de la férrea resistencia contra la retirada –blandiendo cintas y calcomanías naranjas frente a automovilistas y transeúntes-, hasta una simple chomba, común y corriente, implica, al parecer, una toma de posición.
El miércoles último, de regreso de una lectura en una librería de Tel-Aviv, me vi abordado por un muchacho gordo, barbudo, que llevaba puesta una kipá color naranja. Me estrechó en un dulce, efusivo abrazo, y me dijo: “Hacé una mitzvá, hermano, ayudanos a repartir las calcomanías.” Entre sus manos regordetas aferraba un puñado de calcomanías con la frase: “Un judío no desaloja a otro judío”.
Porque soy poco afecto a las efusiones de desconocidos, y porque además creo que, de vez en cuando, cuando se pasan de la raya, los judíos de veras necesitan ser desalojados por otros judíos –al menos ser encaminados, a los codazos, en la dirección correcta-, la propuesta me pareció algo desconcertante.
“Disculpe, no puedo ayudarlo”, le confesé a mi sonriente rival político. Como muestra de coraje cívico, agregué: “mi mujer me espera en casa”. “Hermano”, siguió hablando el gordito, empapado de sudor, “querido hermano naranja, dale una mano a este judío. Después de todo, es un deber sagrado.” “Es que ella no se siente bien”, insistí con tono gallardo. “Además, está embarazada. El doctor me ordenó que no la dejara sola mucho tiempo.” “Ella no está sola”, dijo el gordito guiñándome un ojo, “el Todopoderoso está con ella y te envió hacía mí, directo desde el Cielo. Tomá, agarrá unos stickers”.
Antes de que pudiera aclarar mis concepciones agnósticas y sus implicancias ontológicas respecto al supuesto grado de soledad de mi esposa, en compañía del Creador, un grueso manojo de calcomanías aterrizó en el bolsillo de mi chomba naranja. “Vos repartí en la calle Arlózorov”, me ordenó el barbudo, “yo me encargo de Ibn Gavirol. Que Dios nos ayude”. Sonreí de manera forzada, asentí y salí volando de aquel lugar. Una vez en casa, mi inquisitiva mujer mostró un particular interés por aquellas calcomanías que asomaban desde el bolsillo de mi chomba. Cuando intenté explicarle, me conminó a desprenderme cuanto antes de aquella remera.
“Pero no puedo hacerlo”, me defendí. “No puedo tirar esta chomba, es la única buena que tengo”. “Tenés otras remeras”, insistió, “podés usar la negra que tenés”. “Me queda mucho mejor la naranja”, argüí. “Además, la negra tiene una mancha de tjina. “Entonces vas a usar una remera manchada, gruñó mi mujer, “estamos ante una situación de vida o muerte”.
El verdulero árabe estaba de mi lado. “¿Para qué tirarla?”, preguntó. “¿Cuál es el problema que sea naranja? ¿Acaso, debido a este plan de desconexión, se supone que yo debo dejar de vender zanahorias? ¡No es más que un color estúpido! Un color que estaba aquí antes que nosotros y que seguirá existiendo cuando ya no estemos. A mí nadie me va indicar qué color simboliza qué cosa.”
Envalentonado por las palabras del verdulero, y por la media sandía que acababa de comprar, enfilé para casa con la frente bien alta. Pero poco antes de llegar a la senda peatonal, un joven, de rostro pálido, con un cigarrillo entre los labios y una taza de café, de plástico, entre las mano, me reconoció y me espetó. “¿Y vos te considerás un intelectual? ¿Un escritor?” Señalaba el bolsillo de mi chomba, detrás del cual, se suponía, debía de latir mi corazoncito naranja. “Sos un colono ocupante, eso es lo que sos”. “No, no lo soy”, repliqué. “La compré de oferta, a 64 shekels, el verano pasado, mucho antes de que se empezara a hablarse de desconexión. Entonces la gente aún veía el naranja como un color sensual y juvenil, sin ninguna implicancia política.” “Andá a contarle ese cuento a otro, vos sos uno de esos pelotudos fascistas de derecha”, dijo el cara pálida, derramando sobre mí toda clase de insultos y media taza de café. “Ayer te vi en la calle Arlózorov con esas calcomanías en el bolsillo.”
Mi esposa asegura que no hay lavado capaz de borrar las manchas de café. Aunque no le creo del todo, decidí no consultar una segunda opinión y tirar la chomba a la basura. Estamos atravesando tiempos difíciles e imagino que no es el momento indicado para usar chombas decentes. De esta manera, sin haber recibido cobertura de los medios ni llamados de condolencia, me convertí en la primera víctima del plan de desconexión. Apenas una víctima de la moda, es verdad, pero una víctima al fin. Cuando lleguen el tiempo de las próximas ofertas de liquidaciones, ya me juré ir por el amarillo patito, el verde esperanza, el marrón caca, o cualquier otro color lo suficientemente repulsivo como para que a ningún movimiento político se le ocurra ocuparlo y reclamarlo para sí. Ni ahora ni nunca.





FIN DEL POST.